El presidente francés, Nicolas Sarkozy, consideró hoy que no se contempla la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que supondría "un gran empobrecimiento", pero constató que su actitud contra el acuerdo de Bruselas de la semana pasada establece con claridad "dos Europas".

Sarkozy, en una entrevista publicada hoy por "Le Monde", aseguró que tanto él como la canciller alemana, Angela Merkel, habían intentado que Londres se sumara al compromiso del Consejo Europeo finalizado el viernes pasado pero no fue posible y ha quedado así establecido que hay dos visiones de la construcción europea.

"La una quiere más solidaridad entre sus miembros y regulación. La otra se limita sólo a la lógica del mercado único", explicó.

Insistió en que las demandas británicas en defensa de la plaza financiera de Londres sobre los servicios financieros "no eran aceptables" porque "la crisis ha venido de la desregulación financiera".

"Nunca podríamos aceptar una vuelta atrás. Europa debe ir hacia más regulación", añadió.

A las críticas de haber cedido a las exigencias de Merkel, respondió preguntando "qué proponen como estrategia alternativa" al eje franco-alemán: "¿quién puede pensar que Francia sola habría hecho avanzar sus ideas mejor? A menos que me propongan otra alianza, pero cuál".

Negó haber capitulado y, en un mensaje dirigido a algunas voces de la oposición de izquierdas en su país, advirtió que "los que tratan de alimentar la germanofobia se descalifican".

El presidente francés avanzó que en los próximos quince días se pondrá en común el contenido jurídico del compromiso de la semana pasada con el objetivo de tener un tratado en marzo.

Un tratado que a su juicio no planteará problemas de ratificación porque el procedimiento por el que se ha optado "es más ligero" que en el pasado, aunque a continuación admitió que cada país podrá elegir el método para hacerlo. "En cualquier caso, queremos estar listos en el verano de 2012", concluyó.

Negó que vaya a suponer una cesión de soberanía, sino "un ejercicio compartido de soberanía por gobiernos elegidos democráticamente", e insistió en que "no se transferirá ningún nuevo ámbito de competencias a cualquier autoridad supranacional".

A ese respecto, puntualizó que la Comisión Europea se encarga del respeto de los tratados y de la aplicación de sanciones, lo que significa que no puede dedicarse a administrar porque en ese caso tendría que sancionarse a sí misma.

También matizó el carácter automático de las sanciones para los países que no cumplan las reglas de disciplina presupuestaria, ya que no se aplicará en caso de desfase de la deuda en un año cuando un Estado haya tenido que capitalizar un banco o salvar una empresa pública.

Sarkozy justificó por "sentido común" la reforma constitucional para incorporar los dispositivos de equilibrio de las finanzas públicas, y en una crítica dirigida a los socialistas franceses que se niegan a votarla durante el mandato de Sarkozy, lanzó: "¿quién puede contestar de buena fe ese objetivo?"

Aunque admitió que con el compromiso de Bruselas no se puede decir que esté totalmente descartado el riesgo de explosión de Europa, del que había alertado antes de la cumbre, afirmó: "hemos hecho todo lo que era posible".

"Esta cumbre marca una etapa decisiva hacia más integración europea. Y así crea las condiciones de la recuperación y de la salida de la crisis", en primer lugar con la creación de "una auténtica gobernanza europea", argumentó.