El Ejecutivo federal alemán y los 16 estados federados abordarán en una reunión extraordinaria este viernes los errores cometidos por los organismos competentes en el seguimiento de la célula terrorista neonazi recién destapada en el país.

El ministro del Interior, el socialcristiano Hans-Peter Friedrich, y la titular de Justicia, la liberal Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, tienen previsto en esta conferencia analizar ampliamente los errores que permitieron que la célula pasara a la clandestinidad, con el fin de actuar en consecuencia.

Según un portavoz de la ministra de Justicia, ahora se deberá determinar si la Oficina de Protección de la Constitución informó debidamente a las autoridades penales, tal y como establece la ley, de cualquier posible indicio o sospecha en relación a la célula.

"Tenemos que dirimir responsabilidades y sacar conclusiones", declaró el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, en nombre de la canciller germana, Angela Merkel, para la que lo principal ahora es "el esclarecimiento de los delitos".

Las autoridades penales volverán a estudiar las actas relativas a la célula terrorista responsable de la muerte de nueves extranjeros y una policía entre 2000 y 2007 e integrada por una mujer, en prisión preventiva, y dos hombres, cuyos cadáveres aparecieron el pasado día 4 en una autocaravana incendiada.

"También habrá un nuevo análisis de casos no resueltos", en concreto de atentados con explosivos y asesinatos perpetrados desde 1998, con el fin de establecer si son atribuibles a la extrema derecha, indicó un portavoz de Friedrich.

Por otra parte, el titular del Interior anunció la próxima creación a nivel nacional de un registro central de neonazis y ultraderechistas peligrosos similar al banco de datos ya existente sobre extremistas islámicos.

Con ello se pretende evitar la descoordinación existente entre los distintos servicios secretos interiores de los 16 estados federados y las policías de los "Länder" con el contraespionaje federal y la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA).

En tanto, el estado federado de Baja Sajonia reconoció haber cometido en el pasado graves errores en el seguimiento de la célula terrorista autodenominada Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU) e integrada por Beate Zschäpe, de 36 años, así como por Uwe Mundlos y Uwe Bönhardt.

Según Hans Wargel, presidente de la Oficina para la Protección de la Constitución en Baja Sajonia, Holger G., el presunto cómplice del trío terrorista que se encuentra detenido, ya había sido vigilado en 1999 a petición del estado federado de Turingia.

Entonces se sospechaba que el hombre, que se encuentra detenido por colaboración con banda armada tras confirmarse que cedió su documentación a los asesinos para que alquilaran vehículos y viviendas, estaba tratando de conseguirles un alojamiento en el extranjero, pero el caso acabó archivado.

Mientras, la Fiscalía Federal, máxima responsable de la lucha antiterrorista en Alemania, no ha encontrado hasta ahora indicios de que la célula terrorista neonazi tuviese algún tipo de relación con los servicios de contraespionaje del estado federado de Turingia.

Según el fiscal federal, Rainer Griesbaum, los investigadores consideran que la célula terrorista estaba formada únicamente por los dos hombres hallados muertos en la autocaravana y la mujer que se encuentra en prisión preventiva tras entregarse a las autoridades, informó el "Badische Neueste Nachrichten".

No obstante, "nos estamos dedicando a estudiar detenidamente el entorno del trío" en busca de otros posibles colaboradores además del detenido Holger G., de 37 años, puntualizó.

Los medios de comunicación alemanes especulan desde que se descubrió la existencia del grupo terrorista con la posibilidad de que este estuviera apoyado o protegido por algún miembro de los servicios de contraespionaje alemanes para explicar que hubiese podido actuar más de una década de manera prácticamente impune.

En tanto, el semanario "Der Spiegel" asegura hoy en su edición digital que el trío de terroristas había elaborado una lista con un total de 88 nombres y direcciones de políticos y de representantes de organizaciones musulmanas, que probablemente eran considerados como potenciales objetivos.