El excomisario europeo Mario Monti asumió hoy el cargo de jefe del Gobierno italiano y ministro de Finanzas con un Gabinete íntegramente formado por tecnócratas que pretende sacar a Italia de la crisis económica y financiera e infundir confianza a los mercados.

Monti juró este miércoles ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano, su cargo como nuevo primer ministro y titular de Finanzas y Economía, horas después de anunciar la composición de su Ejecutivo, que ahora deberá recibir el refrendo del Parlamento, en lo que se espera que sea un trámite fácil ante el apoyo casi unánime manifestado por los grupos parlamentarios.

Después de jurar el cargo junto a la mayoría de miembros de su gabinete (integrado por doce titulares con cartera y otros cinco sin cartera), Monti se dirigió a la sede de la Presidencia del Gobierno, donde se encontró para el traspaso de poderes con Silvio Berlusconi, quien dimitió el sábado como primer ministro tras perder la mayoría absoluta y aprobar las primera reformas exigidas por Bruselas.

El nuevo Ejecutivo destaca por la ausencia de políticos y el elevado número de profesores universitarios y empresarios, entre los que destaca el banquero Corrado Passera, hasta ahora consejero delegado y director ejecutivo del grupo bancario Intesa Sanpaolo, la segunda entidad financiera de Italia.

Passera, de 56 años, se encargará del relanzamiento económico de Italia desde el cargo de titular de Desarrollo Económico, Infraestructuras y Transportes, un departamento que tiene pendiente las medidas para reactivar la economía de Italia que no llegó a aprobar el Gobierno de Berlusconi.

El empresario, miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Bancaria Italiana (ABI), estaba desde enero de 2007 al frente de Intesa Sanpaolo, la entidad financiera que ha obtenido la mejor nota en las pruebas de solvencia europeas de entre los cinco bancos italianos que a ellas se han sometido.

Dentro de los tecnócratas del Gobierno de Monti, que, según Napolitano, ya ha recibido "señales de confianza" de Europa, se encuentra también el almirante Giampaolo di Paola, de 67 años, que desde junio de 2008 era presidente del Comité Militar de la OTAN y quien a partir de ahora será ministro de Defensa.

También destaca la presencia de tres mujeres en departamentos de peso, a diferencia del anterior Ejecutivo en el que, en su gran mayoría, ellas estaban al frente de ministerios sin cartera.

La abogada Paola Severino, de 63 años, es la nueva ministra de Justicia, un Ministerio clave en el nuevo Ejecutivo ante la polémica que había suscitado en los últimos días la posibilidad de que su titular fuera Livia Pomodoro, presidenta del Tribunal de Milán en el que se juzga a Berlusconi.

La nueva ministra de Interior es Anna Maria Cancellieri, de 67 años y hasta ahora delegada del Gobierno en el Ayuntamiento de Parma, mientras que al frente de la cartera de Trabajo, Políticas Sociales, Bienestar e Igualdad estará Elsa Fornero, de 63 años, profesora de Economía en la Universidad de Turín y vicepresidenta del Consejo de Supervisión de Intesa Sanpaolo.

La tecnocracia también se impone en el Ministerio de Exteriores, cuyo nuevo titular es un diplomático, el hasta ahora embajador de Italia en Washington, Giulio Terzi di Sant''Agata, de 63 años y quien, al igual que Di Paola, no pudo acudir al juramento del cargo.

Al frente del Ministerio de Educación, Universidad e Investigación Científica estará el ingeniero Francesco Profumo, de 58 años y presidente del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR) de Italia, y el jurista Antonio Catricalà, de 59 años, hasta ahora presidente de la Autoridad Antimonopolio italiana, será la mano derecha de Monti como subsecretario de la Presidencia del Gobierno.

El primer "sí" parlamentario al nuevo Ejecutivo llegará mañana en el Senado, en un voto de confianza previsto para las 20.30 hora local (19.30 GMT), tras lo que llegará el turno de la Cámara de los Diputados (Baja), previsiblemente el viernes.

Monti deberá hacer frente a uno de los momentos más complicados de la economía de Italia, en el punto de mira de los mercados por la desconfianza que generan sus cuentas públicas, con un endeudamiento del 120 % del PIB, es decir, cerca de 1,9 billones de euros.

La intención del nuevo primer ministro es mantenerse en el Gobierno hasta el fin de la legislatura en 2013, para asentar las bases de la recuperación económica del país, que necesitará, según ha dicho el propio Monti, de importantes sacrificios.