La Unión Europea descartó ayer la posibilidad de crear una zona euro a dos velocidades, encabezada por un "núcleo duro" de países con mejor situación económica, y apostó en su lugar por mantener su agenda de acelerar la integración económica.

Esta idea se filtró de forma repetida y cada vez más intensa en los últimos días por parte de funcionarios y diplomáticos de Alemania y Francia, pero con un rechazo igualmente contundente desde las instituciones comunitarias en Bruselas.

Tanto la Comisión Europea (CE) como el Consejo de la Unión rechazaron que se pueda producir esta hipótesis, mientras que una destacada fuente comunitaria recalcó que esa idea "no tiene ninguna posibilidad" de ser puesta en práctica.

Al respecto, la portavoz de la CE, Pia Ahrenkilde señaló: "Es importante no aceptar divisiones en nuestra Unión, incluso si la eurozona puede y debe avanzar con una integración más profunda".

Ahrenkilde recordó que el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, hizo una defensa enérgica a favor de una eurozona unida en el discurso que pronunció en la noche del miércoles en Berlín, donde afirmó que "una unión dividida no funcionará".

Barroso también anunció que la CE presentará a finales de este mes un paquete de nuevas propuestas para ahondar en la gobernanza económica de la UE y de la eurozona.

Además, advirtió, basándose en estudios recientes, de que la ruptura de la zona euro supondría la pérdida de un 50 por ciento del PIB de sus miembros, y de que si la moneda única se reduce a un núcleo duro Alemania perdería un 3 por ciento de su PIB y un millón de empleos.