Portugal ha visto cómo los intereses que penalizan su deuda soberana bajan de forma generalizada después de regresar a máximos históricos la semana pasada y en contraste con Italia, donde se concentra ahora la presión de los mercados.

En apenas tres días, la rentabilidad exigida por los inversores para comprar obligaciones lusas con vencimiento a dos años ha caído en cerca de dos puntos porcentuales.

A este mismo plazo, la deuda lusa batía un nuevo récord desde la entrada en vigor del euro el pasado 2 de noviembre al alcanzar el 20,63 por ciento de interés, mientras que hoy cotizaba al 18,57 por ciento.

La deuda portuguesa a cinco años se adquiría hoy en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos comprados en subasta pública- a cambio de un interés del 14,06 por ciento, cuando la semana pasada rondaba el 15 por ciento.

A diez años, utilizado como plazo habitual de referencia, las obligaciones lusas cotizaban por su parte al 11,55 por ciento de interés, por debajo de la rentabilidad exigida hace apenas unos días.

De esta forma, el diferencial ("spread") respecto al bono alemán se establecía en los 977 puntos básicos, todavía por debajo de la barrera de los mil puntos.

El alivio de la presión que ejercen los mercados sobre Portugal también se repitió hoy en Grecia, donde los avances para construir un Gobierno de unidad nacional parecen haber calmado a los inversores, al menos de momento.

El efecto contrario que el experimentado por Italia, donde los intereses que penalizan su deuda soberana se disparaban hoy hasta máximos históricos después de que su presidente, Silvio Berlusconi, anunciara ayer que dimitirá en cuanto sean aprobadas las últimas medidas de ajuste prometidas a la Unión Europea.