El Gobierno de Japón aprobó hoy un presupuesto extra de 114.000 millones de euros para reconstruir las zonas arrasadas por el terremoto-tsunami de marzo, en el que también incluyó medidas para combatir la fortaleza del yen, un pesado lastre para la recuperación de la economía nipona.

Está previsto que el presupuesto se lleve al Parlamento el próximo día 28 para que lo sancione la Cámara a mediados de noviembre, algo para lo que debe obtener el apoyo de la oposición, que controla la Cámara Alta.

Con un valor de 12,1 billones de yenes (114.430 millones de euros), se trata del segundo presupuesto especial más elevado en la historia de Japón tras el ratificado en 2009 al calor de la crisis financiera global.

Sus principales partidas están dirigidas a reconstruir las áreas afectadas por la catástrofe de marzo, que causó unos 20.000 muertos o desaparecidos, se llevó por delante cientos de miles de viviendas e infraestructuras y desató una crisis nuclear todavía abierta.

Pero también destina 2 billones de yenes (18.900 millones de euros) a financiar medidas para paliar los efectos de la fortaleza del yen, que ronda niveles récord frente al euro y el dólar, lo que reduce seriamente la competitividad de las empresas exportadoras de Japón.

Algunas de ellas, como la automovilística Nissan, han anunciado planes para trasladar fuera del archipiélago parte de su producción, golpeada por el recorte en sus beneficios que supone un yen que estos días se cambia en torno a las 77 unidades frente al dólar y 106 ante el euro.

Por eso, el Gobierno ha decidido dar subsidios a las compañías domésticas que abran nuevas fábricas en Japón en lugar de llevarlas al exterior, para lo que destinará 500.000 millones de yenes (4.700 millones de euros).

El ministro japonés de Finanzas, Jun Azumi, consideró que el presupuesto será "una gran fuente de energía" para la economía y "un motor para la reconstrucción", y expresó su esperanza de que el Parlamento le dé luz verde lo antes posible.

La cantidad aprobada hoy por el Gobierno se suma a los otros dos presupuestos extraordinarios acordados en mayo y julio por valor de 2 y 4 billones de yenes (18.890 y 37.780 millones de euros, respectivamente), para la reconstrucción tras la catástrofe.

Para financiar el último presupuesto especial, el Gobierno de Yoshihiko Noda prevé emitir nueva deuda en forma de "bonos para la reconstrucción", por un valor de 11,55 billones de yenes (109.000 millones de euros).

Con el fin de pagar los intereses de estos bonos sin aumentar la pesada carga fiscal de Japón, el país con la mayor deuda pública del mundo industrializado (cerca del doble de su PIB), el Ejecutivo prevé subir algunos impuestos y vender activos estatales.

El resto de los fondos se obtendrán mediante recortes de gastos y reducción de algunas ayudas sociales, como las que se otorgan a las familias con niños.

De los 114.000 millones de euros, la mayor parte, unos 87.200 millones, costeará directamente la reconstrucción de las zonas dañadas y la reubicación de los residentes afectados por el desastre, que destruyó más de 300.000 viviendas.

Otros 6.350 millones de euros servirán para conceder ayudas a las pequeñas empresas, sobre todo de agricultores y pescadores.

Para afrontar el desastre nuclear desatado por el tsunami en la central de Fukushima Daiichi se contemplan unos 3.360 millones de euros, de los que cerca de 2.315 millones financiarán la descontaminación de las áreas afectadas por la radiactividad.

El terremoto de 9 grados Richter del pasado 11 de marzo y el posterior tsunami abrieron la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial en Japón, un país que, según los cálculos del Gobierno, gastará unos 19 billones de yenes (180.000 millones de euros) en labores de rehabilitación en los próximos tres años.