El Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos condenó hoy "enérgicamente" la represión con la que las autoridades yemeníes han sofocado las protestas del pasado fin de semana en su país, en las que murieron más de dos decenas de personas y más de un centenar resultaron heridas.

"Nos preocupa seriamente que las fuerzas armadas del país sigan recurriendo a la violencia en un clima de absoluta impunidad a pesar de las muertes y casos de heridos graves que han causado", señaló hoy el portavoz de Alto Comisariado, Rupert Colville, en rueda de prensa en Ginebra.

El pasado sábado, las protestas contra el régimen de Alí Abdalá Saleh se reavivaron en la capital del país, Saná, y el Taiz, manifestaciones que fueron disueltas por las autoridades con "un uso desproporcionado de la fuerza", con el uso de cañones de agua, disparos y gases lacrimógenos.

Colville reiteró la petición del Alto Comisariado de una investigación "internacional, independiente y transparente" para que los culpables rindan cuentas ante la justicia.

"Todos los responsables de las matanzas que comenzaron en el país hace ocho meses deben ser procesados, independientemente de su rango o título", precisó.

El portavoz expresó también su preocupación por las condiciones de vida de los residentes en las ciudades de Saná y Taiz, ya que la violencia afecta especialmente a las familias más pobres.

Respecto a la propuesta del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) de garantizar inmunidad judicial a los miembros del régimen a cambio de que abandonen el poder, Colville recordó que la ley internacional prohíbe las amnistías a culpables de crímenes de guerra, contra la humanidad, genocidio o otras flagrantes violaciones de los derechos humanos.

Desde el pasado 27 de enero, este país de Oriente Medio vive una revuelta popular contra el régimen de Saleh, que es presidente del país desde la unificación entre el norte y el sur en 1990, aunque desde 1978 era el gobernante de Yemen del Norte.

El mandatario regresó el pasado 23 de septiembre por sorpresa a Yemen, tras permanecer convaleciente en Arabia Saudí durante más de tres meses después de sufrir heridas graves en un atentado en Saná.

A su vuelta, el mandatario volvió a comprometerse con el traspaso pacífico del poder que figura en un plan del CCG e instó a los opositores a alcanzarlo mediante elecciones.