La canciller alemana, Angela Merkel, ratificó ayer su confianza en que Grecia cumplirá sus compromisos para recibir la ayuda internacional, pero advirtió de que lo decisivo será la evaluación de la "troika", el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

"Queremos una Grecia fuerte y estamos convencidos de que logrará salir adelante", afirmó Merkel en presencia del primer ministro griego, Yorgos Papandréu, en una comparecencia conjunta.

Lo decisivo para el desbloqueo de las ayudas será, sin embargo, "la evaluación que haga la troika" sobre la situación en Grecia, añadió Merkel, en relación a la prevista llegada de los emisarios el Banco Central Europeo (BCE), FMI y Comisión Europea (CE) a Grecia.

Merkel ratificó ante su interlocutor su confianza en "la fortaleza" del "país y el pueblo griego" para superar la crisis y destacó la importancia de que en ese proceso, además de la voluntad de sus gobierno respectivos, "desempeñe su papel la industria".

La jefa del Gobierno alemán se refirió a ese respecto a la importancia de la visita realizada por Yorgos Papandréu, ayer mismo, tras su llegada a Berlín, a la Confederación de la Industria Alemana (BDI), ante cuyo congreso habló como orador invitado el primer ministro griego.

"Yes, we can"

Papandréu, quien ante el empresariado alemán lanzó un mensaje de confianza y valentía, parafraseando el "Yes, we can" del presidente estadounidense Barack Obama, insistió asimismo ante la canciller que su país "cumplirá con los compromisos" asumidos con sus socios y con la troika.

La visita del primer ministro griego a Berlín se produjo dos días antes de la prevista votación ante el Parlamento alemán (Bundestag) que deberá aprobar la reforma del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FMI).

La aprobación se da por segura, puesto que la oposición socialdemócrata-verde ha anunciado que la respaldará.

Sin embargo, Merkel no tiene garantizado el apoyo cerrado de sus filas, ya que varios diputados de su coalición han anunciado su rechazo o abstención.

No conseguir la aprobación del proyecto de ley con una mayoría propia dejaría en entredicho la autoridad de Merkel y, a juicio de la oposición, dejaría políticamente muerta a su coalición, de por sí debilitada tras varias derrotas en elecciones regionales celebradas este año.