Al menos dos personas murieron y ocho resultaron heridas en la provincia de Homs, en el centro de Siria, por disparos de las fuerzas de seguridad, según informó ayer el Observatorio sirio de Derechos Humanos.

Entre las muertes, registradas en la zona de Roston, se encuentra la de un activista que organizaba las manifestaciones con las que los opositores reclaman al presidente sirio, Bachar al Asad, que deje el poder. Sin embargo, el grupo opositor Comités de Coordinación Local elevó la cifra de fallecidos en esa localidad a siete, después de que los tanques del Ejército bombardearan varias casas, aunque todavía se desconocen las circunstancias exactas del suceso.

La presencia militar se reforzó ayer en barrios como los de Baba Amro, Al Inshaat y Al Jaledia, en la misma ciudad de Homs, donde se escucharon incesantes disparos y explosiones, por lo que las tiendas permanecieron cerradas.

Hasta allí llegaron también los tanques y camiones para trasladar a las fuerzas del régimen.

Un activista de los Comités, Hozam Ibrahim, explicó que el Ejército nunca se ha retirado de las ciudades pequeñas, sino que suele dejar una reducida parte de las tropas, que luego pueden pedir refuerzos.

Según Ibrahim, los puestos de control y las fuerzas de seguridad continúan presentes en la zona, donde las comunicaciones y el servicio eléctrico han sido cortados como medida de castigo a la población.

El Ejército se ha desplegado en Elheraq, una localidad en la provincia meridional de Deraa, donde también se escuchan disparos.

En el barrio de Al Raml, bombardeado hace unos días por mar y tierra, los miembros de seguridad intentan limpiar los restos de los ataques en el campo de refugiados palestinos ubicado en la zona, antes de que la agencia de las Naciones Unidas lo visite, al tiempo que los activistas alertan del regreso de las tropas al lugar.

Estos nuevos movimientos del Ejército sirio se producen después de que el viernes los manifestantes volvieran a salir a las calles de forma multitudinaria, a pesar del amplio despliegue de las fuerzas del orden. Los choques entre ambas partes dejaron decenas de muertos, la mayoría en Deraa, que se suman a los 1.859 civiles y 422 miembros de seguridad que han perdido la vida desde el inicio de las protestas en marzo pasado, según cifras del Observatorio de Derechos Humanos.

Los opositores piden la salida de Bachar al Asad, quien, a pesar de anunciar el final de las operaciones contra civiles, sigue reprimiéndolos con extrema violencia, mientras la comunidad internacional pide en vano que detenga las acciones.