El Ejército yemení está preparado para un eventual despliegue en Saná después de que hombres armados fieles al influyente líder tribal Sadeq bin Abdalá al Ahmar tomaran varios edificios públicos, informaron hoy fuentes militares.

La fuente explicó que las tropas se situarán en los principales cruces de caminos y protegerán los edificios gubernamentales, así como las sedes ministeriales de la capital yemení.

Hombres armados tribales se han hecho con el control de las sedes de la agencia estatal de noticias, SABA, y de las Líneas Aéreas Yemeníes, así como con los edificios de los ministerios de Turismo e Industria, en el barrio de Al Hasba, donde el pasado lunes estallaron los enfrentamientos.

Los combates se extendieron hoy a la zona de Arhab, al norte del aeropuerto internacional de Saná, por donde sobrevuelan los aviones a baja altura, lo que obligó a las autoridades yemeníes a cerrar el aeródromo.

"El aeropuerto se cerró a los vuelos de manera temporal por motivos de seguridad", dijo una fuente aeroportuaria que prefirió no ser identificada y que señaló que al menos un vuelo ha sido desviado y otro cancelado.

Además, fuentes policiales informaron de que los seguidores de Al Ahmar, que apoya a la oposición, intentan desde ayer tomar el Ministerio de Interior, que se encuentra a unos dos kilómetros del complejo donde está la vivienda del jeque y su familia y que se ha convertido en el cuartel general de sus milicias.

Fuerzas del Ejército han logrado hasta ahora rechazar el ataque, según las fuentes, que comentaron que desde el comienzo de los choques, al menos 22 policías han muerto y otros 37 han resultado heridos.

Fuentes médicas, por su parte, han precisado que quince hombres armados han muerto en los tiroteos, además de cinco miembros de una misma familia.

Decenas de habitantes de Al Hasba y de barrios colindantes han abandonado a pie o en vehículos la zona huyendo de los enfrentamientos. Otros vecinos han enviado a sus familias a zonas rurales por miedo a que se extiendan los combates.

Los enfrentamientos estallaron el pasado lunes después de que la policía intentara desalojar varios edificios que habían sido tomados por los milicianos tribales cerca de la vivienda del complejo residencial de Al Ahmar y sus hermanos.

Por su parte, milicianos fieles al presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, han cerrado con barricadas las calles que conducen al barrio de Al Hasba, para evitar incursiones de más hombres leales al jeque.

Entre los heridos se encuentra el jefe de los servicios secretos yemeníes, Galeb al Qames, que acudió ayer a la casa de Al Ahmar para intentar mediar entre el Gobierno y la familia Al Ahmar, que simpatiza con la oposición y pide la renuncia del presidente.

La batalla se libra en un radio de 500 metros alrededor del área residencial de esta influyente familia tribal. Los milicianos están parapetados en edificios públicos y privados.

La tensión que se vive en Saná se produce en medio de las protestas políticas que se vienen desarrollando en Yemen desde finales de enero, al calor de las revueltas del mundo árabe, en las que se pide el final del régimen de Saleh, en el poder desde la unificación del Yemen entre el norte y el sur, en 1990.

En declaraciones a los periodistas, Saleh descartó hoy que estos choques armados puedan desembocar en un conflicto generalizado, aunque acusó a la oposición de "planear una guerra civil".

Saleh aseguró que perseguirán legalmente a los implicados en estos choques, que estallaron al día siguiente de que el gobernante se negara, por tercera vez, a firmar una iniciativa de los países del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG) que incluye el traspaso del poder al vicepresidente y nuevas elecciones generales.

A pesar de ello, en sus declaraciones de hoy, Saleh dijo no tener intención de permanecer en el poder y declaró que está listo para firmar en cualquier momento este plan para la transferencia del mando, algo que ya ha prometido antes y nunca ha cumplido.

Yemen, la nación más pobre del mundo árabe, además de la convulsión política que vive desde hace meses es escenario frecuente de acciones de la red terrorista Al Qaeda, que ha fijado en este país su sede regional, y existe un intento de secesión en el sur y esporádicamente actúa en el norte un grupo rebelde chií.