El liderazgo civil y militar de Pakistán sigue sin mostrar una postura uniforme ni ofrecer respuesta a muchos de los interrogantes derivados de la operación de EEUU que acabó el lunes con la vida de Osama Bin Laden en el norte del país.

Aunque diversas fuentes de los servicios secretos han ofrecido versiones, a veces contradictorias, a la prensa, la práctica ausencia de declaraciones del Ejército, la institución más poderosa del país, llama la atención de manera particular a los analistas.

En lo que parece la primera alusión del estamento militar a la muerte del líder de Al Qaeda, el jefe máximo del Ejercito paquistaní, general Ashfaq Pervez Kiyani, aseguró hoy que no se debe dudar del papel de Pakistán en la guerra contra el terrorismo.

Según el rotativo local "Dawn", Kiyani hizo esa manifestación en una reunión con responsables militares y de inteligencia.

La declaración, no obstante, no pudo ser confirmada ni ha sido difundida oficialmente por la cúpula del Ejército, que tenía una amplia presencia -incluida su principal academia militar- en la ciudad de Abbottabad, donde se refugiaba Bin Laden.

"Los militares se encuentran en una situación muy comprometida, en cierto modo entre la espada y la pared", observó Humayun Khan, analista y profesor de la Universidad Nacional de Defensa, muy ligada a la institución castrense.

"Si hablan para afirmar que tenían conocimiento de la operación, como todos creemos, estarían desmintiendo al Ejecutivo, mientras que si no lo hacen aceptan que otro país puede realizar una incursión en su territorio sin que ellos se den cuenta", deslizó Khan.

"En realidad ni siquiera tienen por qué hablar", apuntó otro analista en materia de defensa, Imtiaz Gul.

"Hay un gobierno -añadió-, que es el que debe dar la cara".

Gul se mostró convencido, igual que la mayoría de observadores, de que el Ejército sabía que EEUU iba a realizar algún tipo de operación especial en territorio paquistaní pero no necesariamente tenía constancia de que el objetivo era el líder de Al Qaeda.

Al laconismo militar se suma la cacofonía en el seno de las instituciones civiles, donde se sigue sin dar una versión unívoca de la participación paquistaní en el operativo y de su postura ante lo que representa una violación de la soberanía nacional del país.

La primera reacción paquistaní a la muerte del hombre más buscado del mundo fue un artículo del presidente Asif Alí Zardari en el diario de EEUU "The Washington Post", donde el lunes calificaba de "éxito contra el terrorismo" la desaparición de Bin Laden.

Veinticuatro horas después, el ministerio de Relaciones Exteriores divulgaba un comunicado en el que, sin embargo, expresaba "profundas reservas y preocupación" por la operación militar estadounidense, que tachaba de "unilateral".

"Es la típica estrategia de los políticos paquistaníes de ambigüedad destinada al consumo interno, ya que con la creación de ruido se evitan reacciones claras y se gana tiempo para ir tomando el control de la situación", argumentó Humayun Khan.

Para la escritora y analista Ayesha Siddiqa, esta falta de coherencia es también "fruto de los diversos niveles de información que hay dentro del Gobierno, donde unos saben más que otros" en un país en el que las decisiones en los ámbitos clave necesitan el visto bueno del Ejército, auténtico pilar del Estado paquistaní.