El Grupo de Contacto sobre Libia no cerró la puerta a la entrega de armas no ofensivas a los rebeldes libios e insistió en la necesidad de que el líder Muamar el Gadafi renuncie, en su primera reunión celebrada ayer en Doha.

"Compartimos el punto de vista de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia que no prohíbe el suministro de armas no ofensivas para la defensa propia", afirmó el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, que agregó que el suministro de armas no ofensivas estaría "institucional y moralmente" justificado porque "Gadafi está cambiando sus tácticas" para atacar a civiles.

"Como no podemos hacer ataques aéreos en las calles, en las plazas, en las zonas pobladas, o hacemos posible que esta gente se defienda a sí misma o nos retiramos de nuestra obligación de apoyar en la defensa de la población de Libia", agregó.

Las necesidades de defensa de los civiles y de los rebeldes libios ocuparon muchas discusiones durante la reunión de ayer, según reconocieron los representantes catarí, británico e italiano. En esta línea, el representante del Reino Unido, William Hague, recalcó que en ciertas circunstancias es posible, de acuerdo con resoluciones de la ONU, proveer a la gente con los medios para que se defienda a la población civil", añadió. Aun así, hizo hincapié en que el Reino Unido no está haciendo llegar armas a los rebeldes libios, pero sí asistencia de carácter no militar, como equipos de comunicaciones.

Por otro lado, el Grupo de Contacto consideró que el Consejo Nacional Transitorio Interino, que "gobierna" temporalmente en las zonas rebeldes de Libia, "es el representante legítimo del pueblo libio para dialogar con él".

Los Veintiocho aliados y los seis países que contribuyen a la operación bajo mando de la Alianza en Libia -Catar, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Marruecos, Suecia y Ucrania- discutirán hoy y mañana en Berlín los progresos de las operaciones en curso y los medios adicionales necesarios para proteger a la población civil libia.

Por su parte, España descartó poner a disposición sus cuatro aviones F-18 para ataques a tierra contra objetivos militares del régimen como tanques, baterías antiaéreas o depósitos de municiones. El Gobierno español estará representado ante la dirección rebelde libia de Bengasi por un diplomático que haga las veces de "embajador" que también va a asumir "de forma personal y directa" las negociaciones para la liberación del fotógrafo Manu Brabo.