La Liga Árabe confirmó hoy el aislamiento al que tiene sometido al régimen libio de Muamar el Gadafi y condenó en duros términos los crímenes perpetrados contra los civiles, pero también rechazó la posibilidad de una intervención militar externa.

Los ministros árabes, en una reunión que mantuvieron hoy en esta capital, preparatoria de la próxima cumbre de Bagdad, anunciaron también su intención de hacer consultas para "recurrir a la imposición de una zona de exclusión área", sin dar detalles.

La Liga Árabe, que tenía a Libia como presidente de turno, anunció en el comunicado final, de doce puntos, que se mantiene la suspensión de Libia en su participación en esa organización "hasta que las autoridades libias respondan a las demandas" planteadas.

El comunicado, redactado en unos duros términos pocas veces utilizado para uno de los países integrantes, condenó "los crímenes perpetrados contra las manifestaciones y protestas populares pacíficas" en distintas ciudades de Libia desde hace dos semanas.

También "expresó su fuerte condena a las acciones de violencia contra los civiles, que son inaceptables e injustificables", así como "el reclutamiento de mercenarios extranjeros" y el uso de fuego real en contra de los manifestantes.

El recurso a esas armas en esa situación, agregó la nota, "supone violaciones graves a los derechos humanos y a las leyes internacionales".

Por ello, los ministros árabes pidieron el "cese inmediato de la violencia de todo tipo" y abrir un diálogo nacional para "responder a las demandas legítimas del pueblo libio" y el respeto de su derechos a la libertad de manifestación y expresión.

Los ministros árabes dejaron claro su "rechazo absoluto a todo tipo de intervención extranjera en Libia" y pidieron preservar la unidad y la soberanía de ese país, cuyo tercio oriental está controlado por fuerzas de la oposición.

Los países árabes, agregó el comunicado final, "no pueden permanecer con los brazos cruzados respecto a lo que sufre el pueblo libio por el derramamiento de sangre".

Al aludir a las revueltas populares que han estallado en varios países de la región recientemente, la Liga Árabe calificó de legítimas "las aspiraciones de los pueblos árabes y sus demandas de libertad, reformas, cambio democrático y justicia social".

Esos derechos, agregó el comunicado final, "deben respetarse y también garantizar su práctica de manera pacífica, con la finalidad de preservar las libertades fundamentales de los ciudadanos, la unidad, la soberanía y la paz social de los países árabes".

Al comentar este punto, el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, en declaraciones a los periodistas señaló que "el mundo árabe es escenario de movilizaciones, una tras otra".

"El cambio está llegando en todos los países árabes", insistió.

En su comunicado final, los ministros rechazaron las "graves acusaciones" que indican que ha habido ciudadanos árabes, cuya nacionalidad no fue especificada, "en actos contra los libios", y dijo que formaría una comisión para investigar esos hechos.

En la misma reunión, los ministros acordaron aplazar hasta el próximo 15 de mayo la cumbre árabe que se iba a celebrar el 29 de marzo en Bagdad por "los sucesos actuales en el mundo árabe", según dijeron fuentes de la organización.

En esa cumbre, Libia, que ocupa la presidencia rotatoria de la organización panárabe, debería traspasarla a Irak, país anfitrión de la cita.