El Consejo de Seguridad de la ONU decidió celebrar hoy una reunión abierta a todos los miembros del organismo internacional sobre la situación de Libia y escuchar a los representantes de ese país, aunque todavía se desconoce quien intervendrá.

Fuentes diplomáticas indicaron que paralelamente se negocia que el Consejo, que este mes preside Brasil, emita algún tipo de declaración sobre la represión lanzada contra los manifestantes libios, que, según distintas fuentes, podría haber causado entre 300 y 400 muertos.

"Queremos enviar un mensaje claro al régimen libio: que detenga la violencia y respete los derechos humanos. En eso estamos trabajando", dijo el embajador de Alemania ante la ONU, Peter Wittig, a la salida de la reunión del Consejo.

Los quince miembros del Consejo debatieron durante algo más de una hora a puerta cerrada la situación del país magrebí.

Fuentes diplomáticas indicaron que China y Rusia "no han puesto trabas y quieren seguir adelante" con la advertencia al régimen del gobernante de Libia, Muamar el Gadafi.

Por el momento hay cierta confusión sobre quién será el encargado de informar a las Naciones Unidas sobre la situación en Libia, ya que tanto el representante permanente, Abdurrahman Mohamed Shalgham, como su adjunto, Ibrahim Dabbashi, han solicitado intervenir con posiciones que son diferentes.

Dabbashi solicitó el lunes a la presidencia del Consejo una reunión de urgencia del máximo órgano de decisiones de Naciones Unidas, al tiempo que indicó que Gadafi debe "dejar el poder lo antes posible" y pidió a la comunidad internacional "evitar que se refugie en otro país".

Al término de esa primera reunión de los Quince, Shalgam señaló por su parte, que está "todavía con Gadafi. Es mi amigo".

El representante permanente libio indicó que ha estado hablando "cada hora con Libia, con los líderes, con el ministerio de Asuntos Exteriores y pido que detengan la escalada y el derramamiento de sangre".

"Me escuchan y me respetan, y espero que en 24 horas haya cambios y se tranquilice la situación", dijo Shalgam, que aunque señaló que de la violencia "todo el régimen es responsable. Yo soy parte del régimen", también opinó que Gadafi, que ha dirigido el país con mano de hierro desde 1969, "no es responsable".

El diplomático libio admitió que "hay una gran confusión" en su país, pero negó que haya habido bombardeos a manifestantes civiles por parte de las fuerzas aéreas, según le dijeron sus familiares por teléfono.

Shalgam insistió en que él es quien "representa a Libia" ante Naciones Unidas, pero su adjunto, Ibrahim Dabbashi, dijo que aunque estaba en Nueva York, "no está trabajando".

Dabbashi aseguró que tomará la palabra ante el Consejo de Seguridad cuando se reúna a partir de las 20.00 GMT y que pedirá que "se decrete una zona de exclusión aérea" en Libia para evitar que se produzcan nuevos bombardeos contra la población civil y que se abran corredores humanitarios para asistir a las víctimas.

"Están disparando a cualquiera que sale a la calle", dijo el embajador adjunto de Libia, al tiempo que aseguró que "el centro de Trípoli está controlado por mercenarios" y que la revolución "no parará hasta que el pueblo prevalezca".

Fuentes de la oposición han acusado al régimen de Gadafi de usar mercenarios extranjeros para reprimir las protestas que comenzaron la semana pasada y que buscan la renuncia del líder libio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y la alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, han expresado su preocupación por la escalada de violencia y la sangrienta represión de las manifestaciones contra el régimen de Gadafi.

El Ejército y las fuerzas de seguridad libias reprimieron el lunes con disparos y bombardeos desde aviones de combate y helicópteros las protestas de civiles en Trípoli y otras ciudades del país, lo que podría haber ocasionado entre 300 y 400 muertos, según la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH).

Ese organismo, con sede en París, dijo hoy que se ha acondicionado en Trípoli un depósito de cadáveres que podría contener los cuerpos de hasta 450 víctimas de la represión.

Ban, que hoy está en Los Ángeles (California) para asistir a un foro relacionado con Naciones Unidas, calificó de "inaceptables" los ataques contra la población civil y lo consideró "una seria violación de la ley humanitaria internacional".

"Ya ha habido suficiente derramamiento de sangre en Libia", dijo el máximo responsable de la ONU, según señaló el organismo internacional.