La Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, va a pedir "tan pronto como sea posible" al nuevo gobierno egipcio una visita para analizar sobre el terreno la situación de los derechos humanos en el país.

"Pillay va a solicitar al gobierno egipcio que acepte una misión oficial para visitar el país, lo va a hacer tan pronto como sea posible y esperamos obtener una respuesta positiva", afirmó en rueda de prensa Anders Kompass, director de Operaciones de la Oficina de la Alta Comisionada.

Preguntado sobre por qué no se ha solicitado esa entrevista antes y cuándo va a producirse, en su lugar respondió Mona Rishmawi, jefe del Servicio de la Primacía del Derecho, quien dijo: "Mubarak cayó el viernes y aún hay un gobierno que pertenece a su régimen que intenta cambiar las cosas. Tenemos contactos para que haya un espacio efectivo para hacer efectiva esa solicitud. No tienen nada que perder, al contrario, ganarían en credibilidad".

"Aún no tenemos la luz verde, no ha habido el suficiente acercamiento para lograr hacer una petición formal, pero esperamos que esto suceda rápidamente", agregó Rishmawi.

Por su parte, Kompass quiso especificar que el hecho de que aún no se haya enviado una misión especial "no quiere decir que no tengamos información de lo que está sucediendo".

"Estamos aún en los primeros días de la era pos-Mubarak, los cambios son positivos, excelentes, pero muy rápidos y por tanto difíciles. Las cosas aún están confusas. No olvidemos que en el caso de Túnez, Ben Ali huyó el 14 de enero y nuestra misión no llegó hasta el 26, hay que darle tiempo al tiempo", concluyó Rishmawi.

Con respecto a los movimientos de protesta y revuelta social que se viven en el Magreb, Oriente Medio y la Península Arábiga, Rishmawi relató los "tres principios" que la Oficina de la Alta Comisionada considera básicos para que se respeten los derechos humanos:

"Primero el derecho a la manifestación de forma pacífica; segundo, como las manifestaciones son pacíficas, esperamos que los gobiernos no respondan con un uso excesivo de la fuerza, por supuesto que no haya detenciones y, menos, ejecuciones; y tercero que el gobierno responda a las demandas legítimas de su población".

En relación al papel de las mujeres en dichas revueltas y al hecho que sus aspiraciones puedan quedar ahogadas una vez las protestas terminen, Rishmawi describió la situación tanto de Egipto como de Túnez.

"Lo que se ha visto en Túnez y en Egipto es que hombres y mujeres tenían las mismas aspiraciones y las han reivindicado juntos. Lo ocurrido en la plaza Tahrir (de El Cairo) es excelente, miles de personas abarrotadas y no se han dado casos de acoso, de tocamientos, es un comportamiento al más alto nivel que el nuevo Egipto tiene que trasladar al día a día. La dignidad debe seguir en primera línea".