Al menos cinco personas resultaron heridas hoy en enfrentamientos en Saná entre opositores y partidarios del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, según pudo constatar Efe.

Dos simpatizantes del Gobierno y tres opositores sufrieron heridas en choques que estallaron cuando los primeros atacaron con puñales y bastones a los segundos, que intentaban marchar hacia el Palacio Presidencial.

Alrededor de mil activistas de derechos humanos, estudiantes universitarios y desempleados iniciaron la manifestación frente a la Universidad de Saná y luego se dirigieron hacia el barrio de Jeda, donde se ubica la sede del presidente.

Sin embargo, a unos dos kilómetros del lugar la marcha fue frenada por las fuerzas antidisturbios, por lo que los manifestantes se vieron obligados a desplazarse por calles aledañas, pero ahí fueron atacados por los seguidores de Saleh.

Los participantes en la protesta respondieron al ataque con piedras y bastones, lo que obligó a la policía a intervenir para separar a ambos bandos.

Los manifestantes contrarios a Saleh coreaban consignas como "vete del país Gobierno corrupto", "revolución, revolución hasta la victoria", "viva Túnez, viva Egipto", "vete, vete Ali", y "después de Mubarak, Ali", en alusión a la caída del ex presidente egipcio Hosni Mubarak, el pasado 11 de febrero.

Por su parte, los seguidores del régimen acusaron a los opositores de "agentes de EEUU" y gritaron "cobarde compartido", en alusión al "Encuentro Compartido", plataforma que agrupa a los cinco partidos de la oposición yemení.

El activista de derechos humanos y diputado opositor, Ahmed Saif Hached Lafi, dijo que fue agredido por los partidarios del gobernante yemení.

"Nos agredieron matones, y no es la primera vez. Los ataques contra nosotros se repiten de manera creciente bajo la mirada de la policía. Pero nuestra lucha por cambiar el régimen no tiene retorno, por lo que derrocaremos al tirano", puntualizó Lafi.

Por cuarto día consecutivo se producen en Yemen protestas al calor de las revueltas populares que terminaron en las últimas semanas con los regímenes de Túnez y Egipto.

La presión de los grupos de la oposición forzó el pasado 2 de febrero a Saleh, en el poder desde 1990, a echarse para atrás en unas reformas constitucionales con las que buscaba perpetuarse en el poder.