Las Fuerzas Armadas y de seguridad marfileñas mantienen hoy bloqueado el Hotel Golf de Abiyán, sede temporal del Gobierno de Alassane Ouattara, pese al compromiso adquirido ayer por Laurent Gbagbo de levantar el cerco al complejo, protegido por los "cascos azules".

Según pudo comprobar Efe, tras una reunión que Gbagbo mantuvo ayer con los altos mandos de las Fuerzas Armadas, el bloqueo prosigue y la situación sigue estancada en el país, después de la visita que el lunes realizó a Abiyán una delegación africana de alto rango para tratar de solucionar la crisis postelectoral.

Por otro lado, la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI) volvió a denunciar hoy la manipulación y ataques de la Radiotelevisión Marfileña (RTI), "planeados al más alto nivel por el entorno de Gbagbo" contra los "cascos azules".

En un comunicado difundido hoy, la ONUCI condena esta campaña hostil, en la que la televisión pública emite periódicamente imágenes que muestra a dos personas heridas y asegura que les disparó una patrulla de la ONUCI, algo que la ONU ha negado tajantemente.

El propio Gbagbo ha acusado en la televisión a la ONUCI de disparar contra civiles, a la vez que exigía la salida del país de los "cascos azules" y los soldados franceses que les apoyan, lo que no han admitido ni la ONU ni el Gobierno de París, que no reconocen su legitimidad.

En la misma nota, la ONUCI se refiere a ataques en las últimas horas de milicias partidarias de Gbagbo contra sedes de la coalición que apoya a Ouattara, la Agrupación de Hufuetistas por la Democracia y la Paz (RHDP), detenciones arbitrarias y nuevas víctimas.

En Nairobi, el enviado de la Unión Africana (UA) a Costa de Marfil, el primer ministro Raila Odinga, que regresó a Kenia hoy tras haber visitado Abiyán hace dos días junto con los presidentes de Benin, Cabo Verde y Sierra Leona, representantes de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), reiteró que Gbagbo ha aceptado negociar "sin condiciones".

En una rueda de prensa, Odinga repitió que tanto la UA como la CEDEAO mantienen como condición que Gbagbo abandone la Presidencia, tras perder frente a Ouattara la segunda vuelta de los comicios presidenciales del pasado 28 de noviembre, según lo resultados de la Comisión Electoral certificados por la ONU.

Odinga también confirmó que la misión africana había ofrecido inmunidad a Gbagbo, que no será entregado a la Corte Penal Internacional (CPI) y que se le permitirá seguir en su carrera política en Costa de Marfil o exiliarse y mantener sus negocios en el extranjero.

En caso de que no acceda a dejar el poder pacíficamente, la CEDEAO mantiene la amenaza de una intervención militar -para la que ya tiene listos los planes- para sacarlo de la Presidencia y colocar a Ouattara, reconocido como presidente electo por la comunidad internacional.

Por su parte, tras la reunión de la comisión africana el lunes pasado con Gbagbo, el Gobierno de Ouattara consideró que las "conversaciones están acabadas" para convencer a Gbagbo de que deje el poder de manera pacífica.

Además, volvió a exigir que Gbagbo reconozca los resultados de los comicios difundidos por la Comisión Electoral, que admita que Ouattara es el presidente electo y que deje el poder en el menor tiempo posible.

En estas circunstancias, la tensión se mantiene en Costa de Marfil, que se enfrenta a la posible reanudación de la guerra civil (2002-2007), que dejó el país dividido y controlado en el sur por los militares, leales a Gbagbo, y en el norte por los ex rebeldes de las Fuerzas Nuevas, que no se desarmaron tras el conflicto y respaldan a Ouattara.