La presidenta saliente de la Cámara de Representantes de EEUU y nueva líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, esgrimió hoy una férrea defensa de la reforma de salud, aprobada en 2010 y que los republicanos pretenden revocar la próxima semana.

Pelosi vive hoy su último día como primera presidenta de la Cámara de Representantes en la historia de Estados Unidos, puesto que asumió en enero de 2007 tras la victoria demócrata en noviembre de 2006.

Desde mañana, día que los republicanos retoman el control de la Cámara Baja, la también legisladora demócrata por California cede el cargo al republicano de Ohio, John Boehner, y, en ese cambio de guardia en la sesión 112 del Congreso, asumirá el papel de líder de la minoría.

En una conferencia de prensa, flanqueada por banderas estadounidenses y otros líderes demócratas, Pelosi dijo que el plan republicano de anular la reforma sanitaria representa un acto de "violencia muy grave a la deuda nacional y el déficit".

La reforma era un mal necesario porque sin ella "no podríamos sostener el sistema", explicó Pelosi en un salón en el Capitolio.

"El coste del cuidado de salud para las familias, los pequeños negocios y corporaciones de EEUU, nuestra economía y para el presupuesto federal era insostenible. Esa es una de las razones por las que fue necesaria la reforma de salud", enfatizó.

Pelosi fue secundada por la legisladora demócrata Rosa DeLauro, quien aseguró que la revocación de la reforma sanitaria es un "teatro político" de los republicanos y que simplemente "no va a suceder".

Pelosi declaró que no tiene nada que lamentar durante su gestión en la Cámara Baja, pero afirmó que mantendrá en la mira a los republicanos.

"Trabajaremos con ellos cuando se trate de lograr los objetivos para la creación de empleos y la reducción del déficit. Sin embargo, encontrarán en nosotros una leal pero centrada y tenaz oposición cuando se hagan cosas que consideremos que socavan nuestra economía y agravan el déficit", advirtió Pelosi.

"Trabajaremos todos los días para exigirle cuentas a los republicanos por las promesas que han hecho", insistió.

Tras los comicios de noviembre pasado, los republicanos ahora tienen una ventaja de 241-194 sobre los demócratas en la Cámara baja.

Pero la agenda republicana afrontará un camino escabroso en el Senado, donde los demócratas aún mantienen una ventaja numérica, aunque reducida.

Los demócratas controlan el Senado, 51-47, con la ayuda de dos independientes que suelen votar con ellos, y sólo necesitarán 41 votos para frenar iniciativas que apruebe la Cámara de Representantes.

Durante su mandato de casi cuatro años, Pelosi se destacó por mantener la disciplina de su partido en el debate y votación de una amplio gama de proyectos de envergadura nacional e internacional.

Con Pelosi al mando, la Cámara de Representantes aprobó leyes para el aumento del salario mínimo, un plan de estímulo económico, equidad salarial para las mujeres y las históricas reformas de los sistemas de salud y financiero.

Horas antes de que Pelosi hiciera el traspaso de mando, grupos conservadores recurrían a la blogosfera para responsabilizarla, entre otras cosas, del problema de la deuda nacional, que ha pasado el hito de los 14 billones de dólares, según el Departamento del Tesoro.

El presidente de EEUU, Barack Obama, promulgó en febrero del año pasado una ley que establece un límite a la deuda nacional de 14,29 billones de dólares.

Los republicanos, tras sus victorias en los comicios legislativos de noviembre, han prometido, de entrada, promover medidas para reducir de inmediato el déficit fiscal.

Su primera gran batalla será, sin duda, la revocación de la reforma de salud, que, aunque prospere en la Cámara de Representantes, se topará con un muro de resistencia de los demócratas en el Senado.