Las autoridades locales de El Aaiún "garantizan la sanidad, la limpieza y el abastecimiento de agua potable" en el campamento de protesta de Gdaim Izik, junto a El Aaiún, según dijeron hoy fuentes de la "wilaya" (gobernación).

"Hay tres centros sanitarios, las autoridades se encargan a diario de la limpieza y del suministro de agua potable", dijo a la prensa un portavoz de la "wilaya", quien además, negó que el campamento esté cercado por las fuerzas de seguridad.

"No hay cerco al campamento. Diariamente salen cientos de ciudadanos, y las fuerzas de seguridad sólo están allí para mantener el orden y la seguridad", destacó el portavoz, quien explicó que los periodistas necesitan un permiso del Ministerio de Comunicación para poder acceder al interior.

Las fuentes apuntaron que las autoridades locales están dialogando con los "chiuj" (jefes tribales) y con miembros del campamento para encontrar una solución a los miles de saharauis que reclaman desde el pasado 10 de octubre "vivienda y trabajo" en Gdaim Izik.

Asimismo, el portavoz se refirió al incidente que el pasado domingo costó la vida al adolescente de 14 años Nayem Elgarhi por los disparos de miembros de la Gendarmería Real, cuando intentaba entrar en el campamento a bordo de un todoterreno.

"Son gente que venía a buscar disturbios", apuntó el portavoz, que sostuvo que en el vehículo los jóvenes (dos de los cuales continúan ingresados por heridas de bala) llevaban "un arsenal".

Por su parte, los familiares de los heridos en el incidente manifestaron en declaraciones a un grupo de periodistas que los ocupantes del todoterreno "no eran terroristas ni activistas".

El tío de Ahmed Daudi, a quien el Ministerio marroquí del Interior ha señalado como líder del grupo y que se encuentra hospitalizado en grave estado con dos heridas de bala en la espalda, dijo que éste he tenido "muchos problemas de alcohol y drogas" y que ha pasado largas temporadas en la cárcel a consecuencia de éstos, pero que no dirige una banda criminal.

"Cuatro personas dieron una paliza a Ahmed (Daudi) el domingo de madrugada, y su hermano tuvo que venir a la 01.30 a llevárselo", explicó su tío, Ahmed Gharbalha Ahmed.

"El domingo al mediodía, Ahmed salió de casa de su hermano y se reunió con sus amigos, que se enteraron de la paliza y se fueron al campamento a buscar a los que le habían pegado. Querían entrar y tomarse la revancha", explicó Gharbalha, rodeado por la madre de Ahmed, Aisha Gharbalha, y de varias de sus hermanas.

Según su testimonio -que corrobora en varias partes la versión del Gobierno marroquí y la desmiente en otras-, las fuerzas de seguridad "no les dejaron entrar en el campamento. Puede que estuviesen drogados o borrachos".

"Una mujer y un hombre dijeron a los gendarmes que el coche iba con gasolina para quemar el campamento. Sin embargo, no había armas de fuego. Sí había armas blancas: cuchillos y espadas... pero no armas de fuego ni gasolina", dijo, y añadió que los agentes "les dispararon por querer entrar por la fuerza".

El Ministerio del Interior aseguró esta semana en un comunicado que los ocupantes del vehículo pretendían quemar el campamento en venganza por la expulsión de Daudi, y que desde su coche se disparó primero contra los gendarmes, algo que niegan los familiares.

Daudi permanece en el Hospital Militar, custodiado por las fuerzas de seguridad, junto al otro herido, Alaui Mohamed Laghdaf, mientras que otros tres implicados en el incidente han sido detenidos por las autoridades.

La madre de Daudi dijo que estaba en el campamento de Gdaim Izik y que se enteró allí del suceso y añadió que han pedido a la Fiscalía General que alivie la situación de su hijo, que según ella permanece detenido y esposado pese a la gravedad de su estado.

Para Gharbalha, "los miembros del campo protestan por sus derechos, quieren pan y trabajar. No son revolucionarios ni políticos. Hay doctorados que no están trabajando".

Las autoridades locales dijeron que está previsto registrar las demandas de los habitantes del campamento para tenerlas en cuenta en las negociaciones.