El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, respaldó ayer el diálogo con los talibanes en el marco del proceso de reconciliación en Afganistán, pero dejó claro que la Alianza no frenará sus operaciones militares por ello. "Creo que el mejor modo de facilitar la reconciliación es mantener la presión militar sobre los talibán", aseguró Rasmussen.

El Gobierno afgano ha reconocido en los últimos días negociaciones con los talibanes para intentar buscar un final dialogado de la violencia en el país.

El secretario general de la OTAN defendió ese "proceso de reconciliación liderado por los afganos" y aseguró que la Alianza está dispuesta a ofrecer "asistencia práctica" para facilitarlo si así se lo solicita Kabul.

Además, subrayó que en ese proceso deben cumplirse "ciertas condiciones" y garantizarse que quienes participan en el diálogo deben "respetar la constitución democrática afgana, los derechos humanos -incluidos los derechos de la mujer- y abandonar las armas".

En la misma línea, EEUU defendió las negociaciones, dijo estar al corriente de ellas y se mostró dispuesto a participar en ellas en apoyo de las autoridades afganas.

Caen 7 soldados

Siete soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN murieron ayer en varios ataques registrados en Afganistán, según informó la organización militar, con lo que son ya trece las bajas de las tropas extranjeras desde el miércoles.

Tres soldados fallecieron por la explosión de una bomba caminera en el oeste del país centroasiático, explicó en un comunicado la fuerza de la OTAN, que no precisó el lugar exacto en el que ocurrieron los hechos.

"La política de la ISAF es poner en manos de las autoridades nacionales pertinentes los procedimientos de identificación", afirmó la organización.

En el sur afgano perdieron la vida otros tres militares -dos en un ataque insurgente y uno por la explosión de una bomba-, mientras que en el este del país centroasiático falleció un soldado.

El miércoles, la ISAF sufrió seis bajas en sus filas por varios ataques en el sur y el este de Afganistán.

El año 2010 está siendo el más sangriento para las tropas internacionales desplegadas en Afganistán desde la caída del régimen talibán en el año 2001 y la invasión estadounidense del país.