El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alabó en Nueva Orleans la capacidad de resistencia y recuperación de esta ciudad tras los devastadores efectos de las inundaciones causadas por el huracán "Katrina" hace ahora cinco años.

El mandatario, que viajó ayer a la ciudad acompañado por su esposa, Michelle, pronunció un discurso en la Universidad Xavier, cuyas instalaciones quedaron destruidas por las aguas y que se ha erigido en uno de los ejemplos de perseverancia en esta ciudad sureña.

El presidente, que con este acto concluye sus vacaciones estivales, quiso viajar a esta ciudad sureña para conmemorar con sus ciudadanos lo ocurrido el 29 de agosto de 2005, cuando el huracán "Katrina" tocó tierra y provocó la mayor catástrofe humanitaria de la historia reciente de Estados Unidos.

Ante un auditorio repleto de estudiantes y residentes locales, Obama recordó lo ocurrido hace cinco años, y especialmente el "vergonzoso y mal funcionamiento" del Gobierno de entonces (de su antecesor George W. Bush), que tardó días en reaccionar a la catástrofe, dejando "a un gran número de hombres, mujeres y niños solos y abandonados".

Ahora, Obama quiso dar un mensaje diferente a los ciudadanos, al asegurar que luchará con ellos hasta que "el trabajo (de reconstrucción) esté finalizado".

El presidente explicó que, después del panorama desolador que dejó el "Katrina", Nueva Orleans podía haberse convertido en un "símbolo de destrucción y deterioro", pero, lejos de eso, se ha convertido en un "símbolo de resistencia, de sentido comunitario y de lo que supone la responsabilidad de ayudarse unos a otros".

Ahora, dijo, Nueva Orleans es "una de las ciudades que crece más rápido en Estados Unidos", con una gran proliferación de pequeños negocios, aunque, recordó, queda mucho trabajo por hacer.

Obama aseguró que su gobierno ha realizado nuevas inversiones para mejorar el sistema educativo y sanitario de la región, y ha establecido una intensa colaboración con las autoridades locales para reducir la violencia y el crimen.

Además, para evitar la amenaza de nuevas inundaciones, se está trabajando en un nuevo sistema de diques que protegerá a la ciudad de inundaciones como las que se produjeron tras la rotura de las contenciones en 2005, tras el "Katrina", y que provocó la muerte de 1.800 personas y la destrucción de decenas de miles de edificios.

"Juntos -dijo Obama- trabajaremos para que el legado de lo ocurrido tras el Katrina no sea el abandono ni la indiferencia, sino la acción, la empatía y el trabajo de una comunidad que lucha junta para afrontar los desafíos".

Entretanto, en un programa de televisión el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, se quejó de la falta de ayuda gubernamental que siguió a la catástrofe de la ciudad, que sigue necesitando de fondos federales para seguir adelante. "Hay un hecho innegable -dijo el alcalde a la cadena NBC- y es que lo ocurrido hace cinco años no fue una catástrofe natural, fue una catástrofe causada por errores humanos, porque fallaron los diques".

"El gobierno federal era el responsable del diseño y construcción de las compuertas, por lo que ahora debe ser responsable de la reconstrucción y de pagar el daño ocasionado", concluyó.