La Guerra de Corea, que comenzó hace 60 años, selló la crucial alianza entre Seúl y Washington, que hoy mantiene casi 30.000 soldados en Corea del Sur para garantizar su influencia en torno a la última frontera de la Guerra Fría.

Cerca de 1,7 millones de soldados estadounidenses participaron en un conflicto bélico que entre 1950 y 1953 dejó unos tres millones de muertos y desaparecidos y una península dividida, con un régimen comunista en el Norte y un sistema capitalista en el Sur.

La de Corea supuso una de las primeras batallas de la Guerra Fría: mientras las tropas del Sur estuvieron apoyadas por EEUU, las del Norte, bajo el mando del comunista Kim Il-sung (padre del actual líder norcoreano, Kim Jong-il), contaban con el respaldo de Rusia y China.

El estallido de la guerra tuvo lugar el 25 de junio de 1950, cuando las fuerzas norcoreanas atravesaron el paralelo 38, la línea que dividía la península.

El sur respondió a aquel ataque flanqueado por EEUU, que dio marcha atrás al programa de retirada de tropas que había iniciado dos años antes y se lanzó a la conquista del Norte en nombre de su política de contención del comunismo.

El Ejército surcoreano se había creado sólo dos años antes, en 1948, por lo que dependía en gran parte de Estados Unidos para el suministro de armas y tecnología.

El conflicto duró tres años. En las filas surcoreanas combatieron casi dos millones de militares de 16 países como parte de las fuerzas de la ONU, mientras otras cinco naciones colaboraron con equipamiento sanitario.

Unos 170.000 soldados murieron en el lado Sur, entre ellos 40.000 de la ONU (la mayoría de EEUU), mientras en la parte norcoreana perdieron la vida unos 630.000 efectivos.

La contienda concluyó con la firma de un armisticio por parte de China, Corea del Norte y Estados Unidos, éste último en representación del Ejército bajo la bandera de Naciones Unidas, pero nunca se llegó a firmar un tratado de paz, por lo que técnicamente las dos Coreas siguen en guerra.

Este conflicto inacabado apuntaló la alianza entre Washington y Seúl, que había puesto voluntariamente su Ejército bajo el mando de EEUU y la ONU poco después de desatarse el conflicto bélico.

Así, Estados Unidos se convirtió "tutor" militar de Corea del Sur, especialmente tras la firma en octubre de 1953 de su Tratado de Defensa Mutua.

Aquel pacto otorgaba a EEUU el derecho de "disponer de fuerzas de tierra, aéreas y marinas" en territorio surcoreano, al tiempo que establecía un sistema de defensa combinada.

El resultado fue que, en la práctica, Washington pasó a tener el mando total de las Fuerzas Armadas surcoreanas y la amenaza norcoreana se convirtió en el eje de su política militar en la península.

No fue hasta 1995, tras la caída del Muro de Berlín, cuando Corea del Sur recobró el control de sus tropas, aunque sólo en tiempos de paz, ya que se decidió que el mando durante conflicto militar seguiría en manos de EEUU.

La situación se hizo más delicada en 2003, cuando Corea del Norte, convertida en el último reducto comunista de la Guerra Fría, anunció su retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Dos años más tarde confirmó oficialmente que poseía un arsenal nuclear, lo que hizo que la alianza entre Washington y Seúl pasara de nuevo a primer plano.

Actualmente Estados Unidos tiene casi 40 bases y unos 29.000 militares en Corea del Sur, que por su parte dispone de un Ejército de 600.000 efectivos.

El Gobierno de Seúl aprueba la presencia militar estadounidense y en más de una ocasión ha subrayado la necesidad de que el control de Washington se prolongue mientras se mantenga la amenaza nuclear por parte de Corea del Norte.

En un principio estaba previsto que el mando de la fuerza combinada EEUU-Corea del Sur se transfiriera a Seúl en 2012, pero en la reciente cumbre del G20 en Toronto (Canadá) el primer ministro surcoreano, Lee Myung-bak, y el presidente de EEUU, Barack Obama, acordaron retrasarlo hasta 2015.

La decisión se tomó a raíz del hundimiento de la corbeta surcoreana "Cheonan" el pasado marzo por, según Seúl y Washington, de un torpedo norcoreano que dejó 46 muertos, algo que niega el régimen comunista de Pyongyang y que ha disparado de nuevo la tensión entre las dos Coreas.