Cinco militares de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión de la OTAN, murieron ayer víctimas de dos ataques registrados en el sur de Afganistán, según la organización, con lo que son ya doce los soldados muertos en las últimas horas, todos en la parte sur del país. En su último comunicado, la ISAF informó de que cuatro soldados de la organización murieron por la explosión de un artefacto, y de que un quinto militar falleció víctima de un ataque con armas cortas.

"La política de la ISAF es poner en manos de las autoridades nacionales pertinentes los procedimientos de identificación", afirmó la organización, sin precisar más detalles al respecto.

Horas antes, la ISAF había reconocido que otros tres soldados habían muerto durante un ataque talibán contra un centro de la Policía afgana en la ciudad sureña afgana de Kandahar, durante el que además murieron cinco civiles.

Ese ataque fue perpetrado el martes por un grupo de insurgentes contra el recinto policial de la Policía Nacional Afgana del Orden Civil con un coche cargado de explosivos, armas cortas, lanzagranadas y ametralladoras. Según la ISAF, sus tropas y la policía impidieron que los agresores entraran en el recinto y más tarde estos fueron definitivamente rechazados con la llegada de nuevos refuerzos militares.

Las milicias insurgentes asumieron la autoría del ataque en un comunicado colgado en su página web, y reivindicaron la muerte de "cuarenta" soldados afganos y de la OTAN a manos de un grupo de cinco talibanes, de los que, dijeron, dos murieron y tres escaparon.

Otros tres soldados, de nacionalidad británica, fueron asesinados el martes supuestamente por un soldado afgano que abrió fuego contra ellos en una base militar de la provincia de Helmand, según el Ministerio afgano de Defensa. Por último, la ISAF informó de la muerte de un soldado en un ataque insurgente registrado el martes.

Junio registró el mayor número de víctimas de las tropas internacionales desplegadas en Afganistán desde el inicio de la guerra en 2001, con un total de 102 bajas. La mayoría de las víctimas de la OTAN se registran en el arco suroriental, fronterizo con Pakistán, donde predomina la etnia pastún, de la que proceden tradicionalmente los insurgentes talibanes.