El jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, y el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, advirtieron ayer de que corre prisa actuar frente a la especulación contra Grecia, que sigue disparada ante las disonancias dentro de la zona euro sobre có-mo concretar el plan de salvamento.

En un mensaje dirigido en particular a las suspicacias manifestadas por los responsables alemanes para desembolsar el préstamo a Grecia, Sarkozy y Durao Barroso subrayaron "la necesidad de una acción rápida y resuelta contra la especulación contra Grecia para asegurar la estabilidad de la zona euro".

Según el comunicado divulgado por el Elíseo, en el almuerzo de trabajo celebrado en París también coincidieron los dos en "la importancia de una estrategia económica europea ambiciosa basada en un verdadero Gobierno económico europeo".

La inquietud de París y Bruselas deriva directamente del aumento de la presión de los mercados sobre la deuda griega, con un nuevo incremento ayer del interés que tiene que pagar Atenas (sus bonos del Estado se colocaron ampliamente por encima del 9%).

El mayor riesgo es que Grecia debe hacer frente el 19 de mayo al vencimiento de un nuevo paquete de su deuda y si no pudiera obtener el dinero a tiempo, podría producirse un colapso con un efecto en cadena de contagio a otros países de la zona euro susceptibles de ser atacados a su vez por los especuladores.

El problema es que en Alemania la crisis griega ha entrado de lleno en la campaña de las elecciones regionales del 9 de mayo.

En ese contexto electoral han querido enmarcar algunos analistas las condiciones para el desembolso fijadas por la canciller alemana, Angela Merkel, sobre todo, la presentación de un plan de ajuste de Atenas, que debe ser aprobado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que, como ella misma se esforzó en señalar, "tardará algunos días".

Ni Sarkozy ni Durao Barroso quisieron hacer declaraciones al término de su encuentro y se limitaron al comunicado del Elíseo, que no da pistas sobre la cuestión de las condiciones que los alemanes, pero también los franceses, han dicho que hay que poner a los griegos antes de desembolsar los 30.000 millones de euros prometidos a Atenas por sus socios de la zona euro.

En el caso de Francia, fue su ministra de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, quien avanzó el pasado fin de semana que la ayuda a Grecia se le entregará "en función de las necesidades y, en caso de suspensión de pagos, apretaremos inmediatamente el pedal del freno".

Francia, con 6.300 millones de euros, es el segundo mayor contribuyente del plan de salvamento europeo de Grecia -por detrás de Alemania (8.400 millones)-, cifrado en los citados 30.000 millones, dinero que se sumaría a los 15.000 millones que podría aportar el FMI.

El Parlamento francés inicia el próximo 3 de mayo la tramitación del proyecto de ley de rectificación del presupuesto que incluye, a cuenta del ejercicio de 2010, una dotación de 3.900 millones de euros para Grecia.

Lagarde, que calculó las ganancias para su país por los intereses de ese crédito en 150 millones de euros, justificó los préstamos por "solidaridad" y en nombre de la defensa del "territorio del euro".