Los muertos y desaparecidos por el devastador temporal del sábado volvieron a aumentar ayer en Madeira, donde las autoridades regionales y municipales no se han puesto de acuerdo en el recuento de las decenas de víctimas. Según el alcalde de la capital de la isla, Miguel Albuquerque, ayer aparecieron en su ciudad otros seis cadáveres que se suman a los 42 anunciados el domingo por el Gobierno regional del archipiélago.

Las autoridades regionales, que elevaron ayer de cuatro a 32 la cifra de personas denunciadas como desaparecidas, dijeron no poder confirmar las nuevas víctimas mortales en la última de las dos rondas de información a la prensa en las que concentran los balances diarios sobre la situación en la isla.

El presidente del Gobierno regional, Alberto Joao Jardim, expresó no obstante su temor, en una entrevista por televisión, de que los desaparecidos acaben por sumarse a la lista de muertos.

El alcalde y la Administración regional coincidieron en negar que hayan aparecido más cadáveres en el estacionamiento subterráneo de un centro comercial anegado rápidamente por las riadas.

El vicepresidente del Gobierno de Madeira, Joao Cunha e Silva, situó en 32 las personas denunciadas como desaparecidas y dijo que aún no se ha identificado a 13 de los 42 cadáveres enviados a una morgue provisional en el aeropuerto. Entre los muertos hay una ciudadana británica pero ninguna de las denuncias sobre desaparecidos se refiere a extranjeros, agregó.

Las riadas han causado también el desalojo de 370 personas que han sido acogidas en la mayoría de los casos en un cuartel militar de Funchal. El alcalde de Albuquerque señaló que en el primer nivel subterráneo del popular garaje del centro comercial Anadía no se han hallado cadáveres, pero reconoció que aún no ha podido accederse al piso inferior.

La Autoridad de Protección Ci-vil de Madeira confirmó que perros de la Policía habían detectado la aparente presencia de cadáveres en el garaje, donde el lodo y desechos acumulados hacen imposible por ahora el acceso de buceadores.

Efectivos de bomberos y especialistas militares trabajan en el drenaje del estacionamiento, que puede tardar aún muchas horas, según medios oficiales.

El riesgo de derrumbes en varias localidades próximas a la capital obligó ayer a evacuar a una treintena de personas en Ribeira Brava y a varias familias de Santa Cruz y Ponta do Sol, en los alrededores de Funchal. Los servicios de carreteras aún no habían podido reabrir muchas vías de comunicación con puentes destruidos, centenares de metros de asfalto desaparecidos bajo el agua, y depósitos de piedras y barro que las hacen intransitables.