Israel canjeó ayer con el movimiento islamista palestino Hamas a 19 presas palestinas por un vídeo donde el soldado israelí Gilad Shalit muestra buen estado físico y mental y que supone la primera prueba de que sigue con vida desde su secuestro, hace tres años.

Más de cuatro horas después del intercambio, que se produjo hacia el mediodía, la televisión local emitió la grabación, en la que el soldado capturado aparece sonriente y aseado, sentado en una silla y leyendo un diario palestino del pasado 14 de septiembre.

Shalit habla en hebreo en la cinta, de dos minutos y medio y donde dice que "soy bien tratado" y "me siento bien", y precisa que en su cautiverio ha tenido oportunidad de leer noticias sobre su secuestro y que lleva tiempo esperando su liberación.

La difusión del vídeo fue autorizada por la familia del militar después de haberlo visionado en privado. La grabación fue entregada por la mañana por mediadores alemanes a las autoridades israelíes, que tras verla ordenaron la puesta en libertad de dieciocho presas palestinas de Cisjordania y una de Gaza, acogidas con júbilo en ambos territorios.

Las prisioneras de Cisjordania fueron liberadas en el puesto de Betania, donde les esperaba una multitud con banderas palestinas y desde el que se dirigieron a Ramala para ser recibidas por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas.

La presa de Gaza y su hijo recién nacido fueron trasladados por la Cruz Roja al paso de Eretz, y a continuación se desplazaron a la capital de la franja para agradecer su liberación al jefe del gobierno del movimiento islamista, Ismail Haniyeh.

Haniyeh ofreció luego una rueda de prensa en la que calificó el canje de un "éxito" de los tres grupos captores, "que demuestra que no existe distinciones entre nuestras facciones y que la liberación de nuestros presos es un asunto nacional".

Una vigésima prisionera palestina, cuya puesta en libertad forma parte del acuerdo, será liberada mañana después de que las autoridades penitenciarias israelíes excarcelaran en la noche del miércoles a una presa, en un aparente error.

Shalit fue capturado en 2006 por el brazo armado de Hamas, las Brigadas Azedin Al-Kasam, y otros dos grupos palestinos, los Comités Populares de Resistencia y el Ejército del Islam, cuando hacía guardia junto a la frontera con Gaza. El Gobierno israelí permanece desde entonces bajo una fuerte presión para lograr la liberación del soldado cautivo, cuyo caso ha desatado continuas campañas en medios de prensa y círculos institucionales en favor de su puesta en libertad. Las campañas han incluido la colocación de miles de fotografías de Shalit en calles, viviendas y autobuses.

Con cautela

Pese al acuerdo de ayer, las autoridades israelíes muestran cautela sobre una pronta liberación de Shalit, para lo que los grupos secuestradores exigen la puesta en libertad de cientos de presos palestinos, algunos con delitos de sangre.

Según el presidente de Israel, Simón Peres, "aún queda un largo camino por recorrer" para la liberación del soldado. Además de la obligación moral que el pueblo judío tiene -por razones religiosas- de recuperar a sus miembros que han caído en manos del "enemigo", el secuestro de Shalit plantea en Israel un problema político con repercusiones militares.