Los equipos de rescate luchaban ayer contra el reloj y la adversidad para extraer de los escombros a miles de personas enterradas por el seísmo de la isla indonesia de Sumatra, en el que murieron al me-nos 1.100, según Naciones Unidas.

Dos días después de que el fuerte terremoto sacudiera la costa occidental de esta isla del Océano Índico, cerca de 3.000 personas seguían bajo toneladas de escombros y amasijos de hierros retorcidos, señaló el Ministerio de Sanidad.

Las ruinas del hotel Ambacang, un edificio de seis plantas construido en la época colonial holandesa, era el lugar de la ciudad de Padang donde se concentraban gran parte de las tareas de rescate, que los socorristas llevaban a cabo con la ayuda de dos excavadoras.

"Las columnas del segundo piso fallaron y todo el edificio se derrumbó. Hemos conseguido recuperar los tres primeros cadáveres, pero creemos que quedan otras ochenta personas dentro", explicó Zull Hendry, miembro del equipo de respuesta rápida del Ministerio de Sanidad.

"Vamos a seguir retirando escombros hasta que quede todo limpio, pero ya casi es imposible que encontremos a gente con vida".

Detrás del cordón de seguridad, decenas de vecinos, entre ellos familiares de las personas sepultadas, observaban en silencio el penoso avance de las tareas de rescate.

"Yo no pienso moverme de aquí hasta que encontremos a mi padre", aseguró el joven indonesio Saharo junto a su familia.

La prioridad de las autoridades, dos días después del seísmo de 7,6 grados en la escala abierta de Richter, era localizar a cientos de personas desaparecidas, aunque a cada hora que transcurría disminuía la esperanza de encontrar a gente con vida sepultada bajo los cascotes de edificios derrumbados.

Más de 20.000 edificaciones de Padang, la capital provincial, y de otros seis distritos vecinos, resultaron dañadas o destruidas por la sacudida del terremoto.

El panorama era desolador en la "zona cero" de Padang, la tercera mayor ciudad de la isla de Sumatra y la más afectada por el seísmo, con más de medio millar de edificios destruidos.

"La situación en la ciudad de Padang es mala, pero no debemos olvidar las zonas rurales cercanas, donde pueblos enteros han quedado devastados al cien por cien, y otros al 50 por ciento o en distinta medida", advirtió en Ginebra la coordinadora de operaciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Christine South.

En una escuela de Padang se realizaban trabajos de salvamento para intentar extraer con vida de entre los cascotes a los cerca de sesenta niños que quedaron sepultados.