Al menos siete personas murieron ayer y otras nueve resultaron heridas en un atentado con coche bomba en una gasolinera en una zona del conflictivo noroeste de Pakistán y cuya autoría fue reivindicada por la insurgencia talibán, informó una fuente policial.

La bomba estaba colocada en un coche aparcado en una estación de servicio en el distrito de Charsadda, perteneciente a la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP), según la fuente de la Policía regional, contactada telefónicamente. De acuerdo con esta versión, entre los fallecidos por la explosión hay tres niños y dos mujeres.

Las autoridades apuntaron inicialmente a la posibilidad de que se tratase de un atentado suicida, extremo que fue descartado tras las primeras pesquisas, agregó la fuente. Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona y los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos. La insurgencia talibán reivindicó la autoría del atentado, informó la cadena privada "Geo TV".

El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, condenó el ataque y ordenó que se abriera una investigación policial, según la agencia estatal APP.

Los atentados terroristas y otros episodios de violencia son habituales en la Frontera del Noroeste (NWFP) y en el adyacente cinturón tribal fronterizo con Afganistán, donde encuentran refugio numerosos grupos talibanes y miembros de la red terrorista Al Qaeda.

Caen 13 terroristas

Ayer mismo, trece insurgentes murieron y ocho fueron arrestados por las fuerzas de seguridad en enfrentamientos que tuvieron lugar en el norteño valle de Swat, donde el Ejército paquistaní lanzó a finales de abril una operación a gran escala contra la insurgencia talibán, informó el mando militar en un comunicado.

Asimismo, cuatro militares resultaron heridos en Swat tras accionar un suicida la carga explosiva que portaba cuando fue rodeado por las fuerzas de seguridad. El mando militar no dio detalles en su comunicado acerca de este suceso.

La ofensiva en Swat, que también se desarrolla en otros distritos vecinos de la NWFP, se ha cobrado hasta la fecha la vida de unos 1.700 integristas y más de 200 soldados, según cálculos militares.

Los combates han causado un éxodo masivo de población civil, aunque el Gobierno inició a mediados de julio el proceso de retorno de las personas desplazadas y el Ejército dio por concluido el grueso de la operación.