El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, calificó ayer de victoria sobre los conspiradores su triunfo en los comicios del día 12, pocas horas después de que el Consejo de Guardianes ratificara la reelección, entre las protestas de fraude de la oposición.

En declaraciones divulgadas por la agencia oficial de noticias Irna, el presidente iraní insistió en que el resultado de las elecciones -en las que obtuvo el 62% de los sufragios- constituye "un referéndum" sobre la política desarrollada en los últimos cuatro años.

"La nación iraní es la que ha salido vencedora y los enemigos, a pesar de sus conspiraciones para acabar de una manera fácil con el régimen, han fracasado", afirmó el mandatario.

La controvertida reelección de Ahmadineyad ha sido denunciada por la oposición como fraudulenta y ha desatado las mayores protestas en los treinta años de existencia de la República Islámica en Irán.

Nada más conocerse los resultados oficiosos, cientos de miles de iraníes salieron a la calle para protestar, marchas que fueron reprimidas con violencia por la Policía y los grupos de milicianos islámicos "Basij".

En los disturbios murieron al menos una veintena de personas -según cifras oficiales- y miles resultaron detenidas en todos los rincones del país.

El régimen teocrático iraní ha acusado a los países occidentales, y en particular a EEUU, Francia, Alemania y el Reino Unido de espolear los incidentes e interferir en los asuntos internos de Irán para tratar de provocar lo que denomina como una "revolución de terciopelo".

Ha sido especialmente duro con Londres, a cuyo gobierno ha acusado de azuzar el conflicto.