El Consejo de Guardianes emitió ayer el veredicto que muchos temían y vaticinaban y confirmó la polémica reelección del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en los comicios del pasado día 12, que la oposición ha denunciado como fraudulentos.

Según la televisión estatal, el citado órgano -encargado de validar los resultados- no encontró grandes irregularidades tras hacer un recuento parcial a un diez por ciento de las urnas, elegidas al azar en todo el país.

"El secretario general del Consejo, ayatolá Ahmad Jannti, informó por carta tanto al ministerio de Interior como a los candidatos" derrotados, afirmó la fuente.

En la misiva, el clérigo afirmaba que "se pueden confirmar los resultados de las décimas elecciones presidenciales", ya que únicamente se han hallado "irregularidades menores habituales en cualquier elección". "No son significativas y las objeciones (de fraude) son infundadas", señaló Jannti.

Pocas horas antes de que el proceso arrancara "frente a las cámaras de la televisión estatal", uno de los aspirantes derrotados, el reformista Mehdi Karrubí, volvió a insistir en que la única solución aceptable es la repetición de los comicios.

Una postura compartida por el también reformista Mir Husein Musaví, al que la oposición da como ganador y que ha denunciado un fraude "masivo y premeditado" en favor de Ahmadineyad, y que insiste en que no acepta el recuento. Delegados de Musaví se reunieron el domingo con el Consejo para presentar una nueva propuesta.

El portavoz de los Guardianes, Abbas Ali Khadkhodai, dijo en principio que la nueva proposición era "positiva" y que sería estudiada, pero más tarde calificó el encuentro de infructuoso.

La confusión parece reinar en torno al Consejo, que no ha conseguido convencer a los candidatos derrotados.

Tanto Musaví como Karrubí rechazaron esta semana participar en una comisión especial propuesta por los Guardianes para supervisar el recuento al considerar que ésta no podría ser "imparcial".

Fallos "habituales"

Además, el máximo órgano electoral dejó entrever sus cartas al afirmar que existían irregularidades pero que éstas se enmarcaban en los fallos "habituales" en cualquier proceso electoral, por lo que descartaba la propuesta de la oposición de que se repitieran los conflictivos comicios.

Entre las anomalías admitidas destaca el hecho de que en al menos cincuenta ciudades hubiera más votos que ciudadanos censados, lo que afectaría a unos tres millones de sufragios.

Ante esta situación, pocos eran los que confiaban hoy en que el recuento parcial sirviera para despejar todas las dudas que se ciernen sobre un proceso que ha desatado las mayores protestas en los treinta años de Revolución islámica.

Mientras el recuento avanzaba, los partidos de la oposición buscaba nuevas iniciativas para continuar con las protestas y evitar la represión policial.

En internet circula desde el pasado sábado una especie de decálogo para la resistencia pacífica que incluye desde el boicot a los productos que se anuncian en televisión, hasta la recomendación de no tratar con medios y agencias estatales.

Además, pide a los iraníes que depositen un papel con el nombre de Musaví en las urnas de caridad repartidas por todo Irán para que el régimen "vea cuál es el verdadero apoyo popular" del ex primer ministro.

Igualmente, insta a los ciudadanos a continuar saliendo a las ventanas y a los balcones a las 22:00, hora local (17.30 GMT), para gritar "Alahu Akbar" (Dios es el más grande), operación que viene repitiendo desde que hace dos semanas se conoció la polémica reelección de Ahmadineyad.

Los polémicos resultados electorales han desatado una oleada de protestas que fueron reprimidas con violencia por las Fuerzas de Seguridad iraníes, apoyadas por grupos de milicianos islámicos "Basij".