Varios centenares de personas trataron ayer de manifestarse frente a la sede del Parlamento iraní, pese a que la represión oficial, unida a la ausencia física de los líderes y a la guerra de desinformación, ha reducido la capacidad de maniobra de la oposición iraní.

La marcha había sido convocada a través de un comunicado divulgado en internet, vía correo electrónico, en nombre del principal líder de la oposición, Mir Husein Musavi, quien no aparece en público desde que el pasado viernes asistiera al sermón junto al líder supremo de la Revolución, ayatolá Ali Jamenei.

Incluso se anunciaba su presencia en la misma acompañado por su esposa, Zahra Raharnavad, convertida durante la campaña en una de las estrellas de estas controvertidas elecciones.

Sin embargo, casi al mismo tiempo, en la página web del aspirante derrotado se advertía a sus seguidores de que la concentración no estaba respalda por Musavi. Además, se negaba que el citado sitio internet hubiera caído en ma-nos de grupos piratas informáticos, como informaron la prensa local.

Aún así, cerca de medio millar de personas intentaron ayer reunirse frente al Parlamento iraní, en el centro-sur de Teherán, para manifestar, por décimo día consecutivo, su desacuerdo con los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio.

Allí les esperaban miles de efectivos antidisturbios y grupos de milicianos islámicos "Basij" armados con palos y barras de hierro, que no dudaron en emplear gases lacrimógenos para dispersar a los congregados, explicaron testigos.

Los mismos testigos indicaron que los manifestantes levantaron las manos haciendo el signo de la victoria con los dedos y clamaron "Alahu Akbar" (Dios es el más grande), el grito que espoleó la revolución en 1979.

El grito, como cada noche, resonó con fuerza dos horas después de caer el sol en todo Teherán.

La represión de las protestas prosiguió en la noche de este lunes, cuando la Policía irrumpió en la sede del diario Kalameh, favorable a Musavi, ubicado en un edificio de la plaza Haft-e Tir, en el centro de la ciudad.

Fuentes de la oposición indicaron que en la redada fueron detenidas al menos una veintena de personas, la mayoría de ellos periodistas. El diario ya no estaba en funcionamiento, pero la sede aún era utilizada como punto de reunión, añadieron.

La Policía, en un comunicado divulgado a través de la agencia oficial de noticias iraní Irna anunció, por su parte, que había desmantelado el cuartel general de los "saboteadores", localizado en un edificio de la citada plaza de Haft-e Tir utilizado por "uno de los candidatos" derrotados.

En el mismo se habían hallado documentos que probaban una supuesta conspiración y la implicación en la misma de extranjeros, detallaba por su parte la televisión local PressTV.

Contra Occidente

Mientras la presión en el interior no cesa, Irán mantiene sus alegaciones de complot contra países occidentales, en especial contra Estados Unidos y el Reino Unido, a los que acusa de urdir una trama para propiciar lo que denomina como una "revolución de terciopelo".

El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, confirmó ayer la expulsión de dos diplomáticos británicos y dio a entender que su país planea rebajar el estatus de sus relaciones con Londres.

En una rueda de prensa, el jefe de la diplomacia iraní explicó que la razón para la salida de los dos secretarios de la embajada británica es "la interferencia" en los asuntos internos de Irán.

Además, el ministro de Inteligencia, Gholam Husein Mohseni Ejei, anunció que dos ciudadanos con pasaporte británico habían sido detenidos en relación con los disturbios que desde hace diez días sacuden el país.

Su colega, el ministro de Interior, Sadeq Mahsuli, vinculó a la CIA y al grupo opositor armado Muyahidin Jalq (Combatientes del Pueblo) con quienes han provocado disturbios.

El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, volvió a respaldar la polémica victoria electoral del presidente Mahmud Ahmadineyad y subrayó que el régimen "no cederá a las presiones" populares.