Dos personas murieron y otras ocho resultaron heridas hoy en un atentado suicida perpetrado en el mausoleo del imán Jomeini en Teherán, casi al mismo tiempo que la Policía reprimía con dureza una nueva marcha de la oposición en el centro de la capital iraní.

El atentado se produjo a primera hora de la tarde en el ala oeste del santuario dedicado al fundador de la Revolución Islámica, situado en el sur de Teherán, según explicó el oficial de Policía Husein Sajedinia a la agencia oficial de noticias Mehr.

La televisión estatal en lengua inglesa PressTV indicó, por su parte, que el atentado era obra de un hombre que hizo estallar una carga explosiva en uno de los principales lugares de peregrinación chií en Teherán.

El atentado coincidió con un nuevo intento de movilización por parte de la oposición -que fue reprimido con dureza por las Fuerzas de Seguridad- y con una nueva demanda de su líder, Mir Husein Musaví, de que se repitan las elecciones presidenciales.

Testigos presenciales informaron de que algunos miles de personas trataron de marchar a lo largo de la calle en Enguelab y la plaza de Azadi, pese a las advertencias del líder supremo de la Revolución, el ayatolá Ali Jameneí.

La máxima autoridad de Irán exigió el viernes a los líderes de la oposición que pusieran fin de forma inmediata a las concentraciones o serían los responsables directos de un "baño de sangre".

Los principales representantes reformistas pidieron esta misma mañana a sus seguidores que no se reunieran en el centro de Teherán, tomado por cientos de antidisturbios y milicianos islámicos "Basij", afines al régimen.

Ni la Asociación de Clérigos Combatientes, a la que pertenece el ex presidente iraní Mohamad Jatamí y que había pedido autorización para la marcha, ni el líder opositor Mir Husein Musaví respaldaron hoy esta concentración.

Aún así, varios grupos de personas desafiaron las órdenes y se reunieron en diversos puntos de la zona.

Los testigos explicaron que frente a la Universidad de Teherán efectivos antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes.

"Ha habido muchas personas arrestadas. A muchas se les han quitado los teléfonos móviles que utilizaban para grabar", explicó uno de esos testigos.

En la calle Karegar, en el sur de la ciudad, la Policía lanzó varios disparos al aire para disgregar a la multitud, señaló otro testigo de la concentración a la que tenía prohibido asistir la prensa internacional.

Mientras la situación en las calles se tensa, el proceso jurídico parece avanzar.

El Consejo de Guardianes, órgano que debe validar los resultados electorales, anunció hoy que recontará el diez por ciento de las urnas colocadas para las elecciones del pasado 12 de junio, y que espera tener un veredicto definitivo para el próximo miércoles

"Aunque el Consejo de Guardianes no está obligado legalmente, estamos dispuestos a recontar el 10 por ciento de las urnas al azar en presencia de representantes de los tres candidatos derrotados", dijo el portavoz del Consejo, Abas Ali Kadkhodaei.

Los tres candidatos estaban convocados este sábado a una reunión extraordinaria del Consejo de Guardianes para analizar las 646 quejas que han elevado por presuntas irregularidades, aunque solo asistió el conservador Mohsen Rezaeí.

El portavoz agregó que el Consejo de Guardianes -integrado por seis clérigos y seis juristas- ya ha comenzado a examinar algunas de las quejas y que se estudia el sellado defectuoso de algunas urnas, la ausencia de papeletas en muchos colegios electorales, la supuesta compra de votos o el itinerario de algunas de las trece mil urnas que viajaron por las áreas rurales.

En los treinta años de existencia, el Consejo de Guardianes nunca ha anulado un proceso electoral, como hoy le ha vuelto a pedir el líder de la oposición, Mir Huseisn Musaví.

En una carta remitida al Consejo de Guardianes y publicada en su página web, el ex primer ministro afirma que "considerando todas las violaciones habidas, los comicios deben ser anulados".

Según Musaví, todas la irregularidades habrían sido planeadas con meses de antelación, y existirían pruebas suficientes para que se anularan los resultados y se repitan las elecciones.

Desde que comenzaron las protestas en Irán al menos ocho personas han muerto, según la radio oficial, en enfrentamientos entre fuerzas del orden -secundadas por milicianos islámicos "Basij"- y grupos de opositores.