El Senado de EEUU negó ayer al presidente Barack Obama los 80 millones de dólares que había solicitado para cerrar el penal en Guantánamo, lo que complica su plan de clausurarlo antes de finales de enero de 2010.

La Cámara de Representantes ya ratificó una medida similar después de que los líderes demócratas decidieran desoír los argumentos del Gobierno y pasarse al lado de los republicanos, que llevan semanas alertando a los ciudadanos de que Obama traerá "terroristas" a su barrio.

La mayoría de los legisladores del partido de Obama aún apoya la clausura del penal, por considerarlo el ejemplo más palpable de los excesos de la anterior administración de George W. Bush.

Pero al mismo tiempo los demócratas temen que algunas de las personas que el Gobierno de Bush calificó como "lo peor de lo peor" acaben en sus distritos.

El resultado ha sido una alianza de republicanos y demócratas a favor de una enmienda que prohíbe el uso de los 80 millones de dólares para encarcelar o liberar en EEUU a cualquiera de las aproximadamente 240 personas detenidas en Guantánamo.

Ayer 90 senadores votaron a favor de la medida, impulsada por el presidente del Comité de Asignaciones, el demócrata Daniel Inouye, y el republicano James Inhofe, frente a 6 en contra.

"Deberíamos mantener abierta la Bahía de Guantánamo", dijo en una rueda de prensa el republicano Inhofe junto con algunos correligionarios que estaban exultantes con el resultado. "Todo lo que tienen allí es probablemente mejor que lo que la mayoría de ellos merece", añadió Inhofe.

Los demócratas no van tan allá como los republicanos y lo que exigen al Gobierno es una explicación detallada de qué hará con los detenidos antes de darle fondos para financiar su política.

"Los demócratas no vamos a cerrar Guantánamo sin un plan responsable que ponga en primer lugar la seguridad de los estadounidenses, y tampoco permitiremos que ningún terrorista sea liberado dentro de EEUU", dijo su líder en el Senado, Harry Reid. Obama intentará calmar a sus huestes hoy con un discurso en el que expondrá las intenciones de su gabinete.

"Entendemos y estamos de acuerdo en que antes de entregar recursos el Congreso merece más detalles", afirmó en una rueda de prensa el portavoz presidencial, Robert Gibbs, tras la votación en el Senado.

La Casa Blanca dijo que quiere liberar a algunos detenidos en suelo estadounidense y que juzgará a otros, mientras sopesa algún tipo de marco legal que le permita el encarcelamiento indefinido de un tercer grupo, aunque aún no ha tomado una decisión al respecto.

Convencer a Europa

Al mismo tiempo, el Gobierno intenta convencer a países europeos de que acepten a algunos de los 30 detenidos que considera que no representan un peligro. La decisión de ayer del Senado complica esta tarea, pues demuestra a sus aliados en Europa que los legisladores de EEUU no están dispuestos a hacer lo que Obama les pide a ellos.

El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, dio ayer munición para los que temen el cierre de Guantánamo al alertar de que si son liberados en EEUU algunos detenidos podrían dar apoyo al terrorismo mediante financiación o actividades de proselitismo, e incluso participar en atentados.

Mueller hizo esa afirmación en una audiencia ante el Comité Judicial de la Cámara Baja.

Los republicanos han percibido en Guantánamo un punto débil de la Administración y han lanzado una campaña de críticas a Obama, al que acusan de poner el simbolismo del cierre del penal por delante de la seguridad de los estadounidenses.

El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, dijo que Obama cometió un error al marcar el 22 de enero de 2010 como fecha límite, que tachó de "arbitraria", para el cierre del penal, y pidió que reconsidere su decisión.