Un comentario sobre esposas de alquiler filipinas ha llevado al actor estadounidense Alec Baldwin a que le sea prohibida la entrada en Filipinas, que habitualmente reacciona de forma contundente cuando considera irrespetuosa una alusión al país.

Baldwin fue declarado hoy "persona non grata" por el Departamento de Inmigración pese a que el protagonista de la serie "30 Rock" ya se había disculpado en su blog en Internet por la frase.

Su caso no es único y refleja una tendencia de las autoridades filipinas a responder de esa manera a cualquier afirmación calificada de ofensiva contra su país, según muchos ciudadanos que no comparten esa política.

"No tiene sentido, es absurdo, tenemos problemas mucho más importantes que esto", se quejó Laily Querijero, una manileña que lamentó que los políticos desvíen así la atención de la población sobre sus escándalos de corrupción.

El pasado 12 de mayo, Baldwin declaró al popular presentador de la televisión estadounidense David Letterman que estaba pensando seriamente en conseguir una esposa por correo, filipina o rusa.

"No me importa, tengo 51 años", bromeó.

Baldwin aludió a la industria mediante la cual empresas filipinas colocan en el "mercado" a jóvenes solteras para casarse con hombres extranjeros, sobre todo de mediana edad o jubilados, a través de Internet.

Cientos de expatriados en el Sudeste Asiático son clientes de estos servicios, que en Europa también ofrecen a chicas procedentes de las ex repúblicas soviéticas y han sido denunciados como compañías tapadera de redes de explotación sexual y tráfico de seres humanos.

Dado que la mayoría de filipinos domina el inglés y el programa de Letterman se emite en la televisión por cable, las críticas no se hicieron esperar.

Columnistas, políticos y asociaciones feministas arremetieron contra el ex marido de Kim Basinger tanto en Filipinas como en Estados Unidas, donde viven 1,5 millones de filipinos, la tercera mayor comunidad de emigrantes tras los hispanos y los chinos.

El senador y también actor "Bong" Revilla llegó incluso a aconsejar al norteamericano que no pusiera los pies en "su" país, por lo que pudiera sucederle.

"Dejemos que venga a Filipinas y le daremos su merecido", dijo Revilla.

Su opinión no es compartida por Daphne Mitra, una coordinadora de eventos de la capital que admite que se sintió ofendida por la frase de Baldwin pero que invita al actor a viajar al país por otro motivo.

"Quiero que nos visite para que cambie su estereotipo sobre los filipinos, prohibirle la entrada es algo paranoico que no refuerza para nada nuestra imagen en el extranjero", señaló a Efe.

El Departamento de Inmigración justifica el veto a Baldwin argumentando que su comentario fue una ofensa hacia los filipinos y explicó que se trata de un acto tipificado como delito por la ley.

No es la primera vez que las autoridades de Filipinas reaccionan así ante comentarios de esta índole realizados en otros países.

En 2007, el Gobierno protestó oficialmente a Estados Unidos por un diálogo de la serie "Desperate Hosewives" ("Mujeres Desesperadas") en el que la actriz Teri Hatcher cuestionaba la cualificación médica de los doctores filipinos que la atendían.

Un año después, también generó revuelo el programa de humor inglés "Harry and Paul", en el que se ridiculizaban los encantos sexuales de una criada filipina.

Chip Tsao, un columnista de Hong Kong que hace unos meses calificó a Filipinas como una "nación de sirvientes", se encuentra desde entonces en la misma "lista negra" que Baldwin.

Todos estos casos hicieron correr ríos de tinta y coparon los informativos de televisión durante días y, en el caso de Tsao, sirvieron al Gobierno filipino para defender su reclamación territorial sobre las islas Spratly, que se disputa con China.