Los asientos más cotizados para ver la esperada final del campeonato de fútbol americano, la Super Bowl, que se celebró anteayer, normalmente son los del palco del estadio, pero este año la Casa Blanca les ha robado el protagonismo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, invitó a una quincena de legisladores, tanto demócratas como republicanos, a ver el partido en el auditorio de la Casa Blanca. Desde su llegada a la Casa Blanca, Obama ha querido tender puentes entre demócratas y republicanos, parte del lema "pospartidista" de su campaña electoral.