Nuestro periplo semanal con "Mujeres de Tenerife" continúa en su empeño por recuperar las vivencias pasadas de nuestra gente. Sin abandonar La Laguna, hoy nos ubicamos en el casco municipal, zona histórica donde nos recibe nuestra protagonista. María de los Ángeles Yanes nos abre las puertas de su comercio y, resguardados del frío lagunero, nos conduce por la travesía del ayer de las legendarias venteras de La Laguna.

María de los Ángeles Yanes nace en la calle de Manuel Osuna, número 44, y entre los recuerdos de su niñez esta encantadora lagunera nos rescata la cordialidad del entorno en el que creció: "La calle Manuel Osuna era encantadora. Éramos un gran grupo de vecinos. Éramos una gran familia, la calle siempre estaba llena de niños jugando. Recuerdo que en Navidades nos reuníamos todos los vecinos y hacíamos truchas y rosquetes entre todos. Uno le convidaba truchas, el otro le daba rosquetes. La vida era así de sencilla. Había una vecina que se llamaba Fina, que en Reyes siempre regalaba un juguetito a cada uno de los niños. Era como una gran familia, esa calle fue una maravilla y la recuerdo con gran cariño".

Esta lagunera, hija de Delfino Yanes y Zenaida Expósito, crece entre una conocida familia de artesanos latoneros de la Ciudad Universitaria. "Mi padre era latonero, sobrino de Wenceslao Yanes, y hoy mis primos conservan aún la tradición de la familia en el taller que tienen en el Cercado el Marqués, aunque mi padre trabajó en la Fábrica Nivaria y luego pasó a la Refinería en Santa Cruz", nos apunta Ángeles.

Sin embargo, ella va desde muy temprana edad adquiriendo dotes para el mundo del comercio "en una tiendita que había debajo de casa que era de doña Teresa". Más tarde comienza a trabajar "en casa de don Andrés Fernández, que era uno de los pocos mayoristas que había en La Laguna y allí conozco a mi marido, Atanasio Hernández, que era sobrino del dueño, don Andrés", añade. "Había gente que venía a comprar a casa don Andrés desde la cumbre caminando. Se cobraba el salario los sábados y la gente venía a pagar a la mujer de don Andrés, doña Antonia. Si no se lo podían liquidar todo, ella se lo apuntaba y les quedaba para el próximo sábado", y de esta manera María de los Ángeles nos recupera aquellas "listas de fiado", donde se apuntaba la compra que se llevaba y no se podía abonar, "se fiaba".

Y así María de los Ángeles sigue trabajando en casa de don Andrés Fernández, que "era mayorista. Antes en La Laguna no había tantos. Estaban también don Fernando Hernández, don Julián Sáenz, don Cirilo. Se vendía de todo, aceite, granos, la gente venía de todos lados", recuerda. "Don Andrés tenía también una bodega cerca de Ventura Alemán, por la Casa Los Capitanes". Y de esta forma esta encantadora lagunera se inicia y acerca al mundo del comercio, hasta que se casa y se dedica íntegramente a otro mundo, igual de importante, el de su familia.

Víveres Ángeles

Pero el gusanillo del comercio siempre se lleva dentro. Y María de los Ángeles en 1979 abre el comercio que aún hoy regenta, Víveres Ángeles, en la calle Deán Palahí, antigua Calle Las Casas. "Abrí este comercio en un año de crisis, pero me supe defender. Gracias a esta tiendita he salido adelante, trabajando día a día. Desde que abrí, no he cerrado un día la tienda, mis vacaciones se limitan a cerrar las tardes de agosto y julio".

El mundo de los precios siempre nos sorprende. "En 1979 una lata de aceite de cinco litros costaba sobre las 500 pesetas, según las marcas". Y en la venta de Ángeles se despachaba de todo. "Recuerdo despachar bocadillos de chorizo de perro que hacíamos aquí a los obreros que trabajaban en la calle. Los bocadillos de chorizo costaban sobre una peseta. También despachábamos vino, que al principio traíamos de Tegueste". Y lo que nos reitera María de los Ángeles es que "antes la gente era de otra manera. Todos éramos una familia y nos respetábamos los unos a los otros". Y como ella nos dice, "los tiempos han cambiado".

María de los Ángeles continúa tras el mostrador de su venta, lugar privilegiado desde donde observa los cambios que ha sufrido aquella Laguna que su niñez conoció. Nosotros dejamos Víveres Ángeles y continuamos nuestro paseo por el ayer de las mujeres de La Laguna, lugar donde les esperamos hasta el próximo lunes.

DOCUMENTACIÓN: NATALIA PAIS E ITAMAR BARRETO. FUENTE: ANSINA.