Hoy... Italia, casi "mi segunda patria" en el corazón: por sentimiento (desde que era niña... algo innato), por afinidad. Italia es cumbre del arte y del estilo. Caminar por las calles estrechas de sus regiones es como volver al pasado,...sus maravillosas casas, de fachadas antiguas, con esculturas incrustadas donde menos te lo esperas, con ese aire de ... "por ahí han pasado muchas generaciones"...el estilo en el vestir de sus gentes, algo intrínseco en ellos (nacen y viven rodeados de arte), ...los escaparates de sus tiendas, incluso las fruterías, los mercados... donde todo está colocado con gran gusto; no puedes evitar sacarle fotografías a ésto y a aquello, y pensar ..."de aquí sale un cuadro divino". Roma, mi ciudad preferida, caótica, grandiosa, cada esquina es un descubrimiento, su bohemio barrio del Trastevere, con esos locales de café, tapas,... decorados de forma original; los espacios pequeñitos en los que venden unas pizzas sensacionales... En la parte no tan conocida de la ciudad eterna,...las tascas romanas, con sus aceitunas rellenas, sus pinchitos de carne ...La heladería italiana donde se rodó una escena de la película de Audrey Herpburn y Gregory Peck "Vacaciones en Roma" En fin... Está claro que "donde hubo siempre queda". Y es por ésto por lo que este jueves les doy a conocer una receta antigua romana, que me la pasó generosamente una encantadora compañera italiana de clase de pintura, Chiara, heredada de su madre, Rina. La hice y es buenísima. Ahí va.

Ingredientes: 8 tomates medianos/pequeños (los de salsa están bien, no demasiado maduros), 1 ½ taza (de las de café) de arroz tipo bomba por cada tomate, bastantes ajos (quitándoles el corazón), perejil, orégano y/o albahaca (según preferencias), pimienta negra molida, sal, aceite de oliva.

Elaboración: lavar los tomates, quitarles "el sombrero" y vaciar de semillas. Colar y exprimir bien el jugo y lo que se saque de pulpa del vaciado de semillas. Relleno de los tomates: mezclar con ese jugo del tomate que hemos colado, el arroz crudo (en la proporción de 1 ½ cucharita de las de café, por tomate; aumentará mucho con la cocción, nunca rellenar el tomate a tope), ajos picaditos, orégano, pimienta negra, perejil, sal y aceite (se puede añadir azúcar al gusto si los tomates, por su acidez, lo requieren) y vaciar esta mezcla dentro de cada tomate. Es importante que siempre haya líquido suficiente para que se cueza el arroz dentro de los tomates, por lo cual, si fuere necesario, se añadirá algo de agua o de pulpa de tomate crudo (tener en cuenta que el tomate al cocer, siempre saca agua). Se le ponen las tapitas/sombreros a los tomates y unas hojitas de perejil por encima como adorno y se colocan seguidamente éstos boca arriba en una cacerola no muy honda, de tal forma que queden apretaditos y que no se vuelquen dentro del caldero. Se rocían con algo de aceite y se les pone un poquito de agua. Se cuecen a fuego suficiente para que hiervan, vigilando el líquido con el aceitito entre los tomates, que no se pegue, ayudándonos con una cuchara de madera para ir moviendo un poquito de vez en cuando, con cuidado. Cuando estén listos los tomates, se presentan, enteros, estofados, el arroz cocido dentro de ellos, en su punto justo, no ahogados en líquido. Esto dependerá mucho de la clase de tomate y del arroz que se utilice. La práctica será la maestra. Y se pueden comer en caliente o, ya reposado, en frío. ¡Muy rico para el verano!