El popular hábito culinario de ir de pintxos (o pinchos, que tanto vale una grafía como la otra) tiene todo de raíz vasca y mucho, por extensión, de una seña de identidad típicamente española. Y es que estas miniaturas, con el complemento del vino o la cerveza, representan los bocados ideales para acompañar una animada charla o alimentar un ambiente distendido, sin el corsé del protocolo o las formas.

En Santa Cruz de Tenerife, el Bistro de Víctor Cruz ofrece la noche de cada jueves una selección de pintxos vasco-canarios que bien valen la pena una parada en el local de la calle Doctor Guigou. No obstante, de aquel excesivo barroquismo de hace unos años, se ha pasado a la práctica, acaso más natural, de no enmascarar el producto y presentarlo en su esencia más simple: sobre pan y con palillo. Los tiempos que corren también han contribuido a desterrar aquellos manjares caros y las elaboraciones sofisticadas por unas presentaciones tan sabrosas como sencillas. Lo cierto es que, desde el guiño de unos salvamanteles que reproducen la primera página de un hipotético diario, el resultado de esta propuesta supone un carrusel de pintxos gustosos y reconocibles que llegan hasta la mesa. Tal es el caso de unas croquetas de cochinillo y compota de manzana; queso de cabra, jamón pata negra y cebolla caramelizada; huevos a la inglesa; txangurro con piperrada o una papa rellena, además de salmón y verduras; aguacate, gambas y miel; minisandwich de atún con pimientos de piquillo; huevo de codorniz con pimiento o la popular txistorra.

Tras la barra comanda Víctor Cruz, siempre ataviado con sus originales chaquetillas, quien no obstante deja hacer a los suyos, Wellington en los fogones y Brian junto a Raúl en sala.

Con todo, un bocado vale más que mil palabras. (Calle Doctor Guigou, nº4; 922 28 15 09).