Fernando Mexía

Los Ángeles (EE.UU.) 10 may (EFE).- Al amparo del negocio de la comida sana florece una industria de productos de imitación cuyo acabado ya convence a críticos gastronómicos y que está llamada a liderar una revolución alimentaria que permita el sostenimiento demográfico pero sin sobrepeso.

La cultura del "sin" y del "light" se ha quedado obsoleta frente al surgimiento de los sucedáneos que directamente se despojan de cualquier relación con su original, del que solo aprovechan su nombre para posicionarse en un mercado que aún se les resiste.

"En 50 años, mi esperanza es que la ternera y el pollo dejarán de tener relación con el animal del que provenían, estarán compuestos de plantas", aseguró esta semana en la conferencia Wired Business en Nueva York el fundador de Beyond Meat, Ethan Brown.

Si se cumple su visión Brown será multimillonario, no en vano el objetivo de su compañía es replicar carne y vender filetes vegetales para todos los públicos, no solo a la clientela vegetariana.

En 2012, Beyond Meat empezó a comercializar sus tiras de pollo hechas de soja y guisantes a través de una cadena de alimentación en EE.UU. y el producto fue calificado de textura "sorprendente" y parecido "decente" con el pollo de verdad, en una columna publicada en el diario The New York Times.

"Cuando lo combinas con tomate, lechuga y mayonesa y lo envuelves en un burrito no lo diferencias del pollo. Yo no me di cuenta y me dedico a esto", comentó el crítico gastronómico Mark Bittman.

Un envase de esta imitación de pollo cuesta algo más de 5 dólares, da de comer a varias personas y contiene respuestas a desafíos globales.

"Tenemos que hallar nuevas formas de introducir proteínas en la dieta y estas carnes vegetales lo hacen sin incluir las grasas saturadas y las calorías de las carne roja", explicó David Heber, fundador del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

El doctor Heber insistió en la necesidad de cambiar los hábitos alimenticios en los países desarrollados que se rige por criterios de precio, sabor y fácil consumo que deviene de la revolución industrial y se nutre de productos con alto contenido en azúcar, grasa y sal.

"En el mundo de hoy tenemos dos tipos de población, una que está engordando y otra que se está muriendo de hambre. En México por ejemplo un 68 % de la gente tiene sobrepeso y hay una gran epidemia de diabetes, lo mismo pasa aquí en EE.UU. y está ocurriendo en China, India", manifestó el médico.

Según su estimación, para el año 2030 el número de obesos se duplicará, lo que conlleva un incremento de la demanda de "comidas que gustan" como la carne roja, lo que plantea un problema de sostenibilidad.

"Se necesitan 7,7 toneladas de grano para conseguir una vaca de 450 kilos, esto es una carga para la cadena alimentaria", declaró Heber.

Un informe publicado por Bill Gates en su página web en marzo titulado "The Future of Food" apunta que el mercado de la carne no se ha reformado mucho en los últimos 100 años y el potencial de mejora es "tremendo" dado que en veinte años no se podrá "atender la demanda solo con productos animales".

El propio Gates citó como ejemplos a Beyond Meat y los fabricantes de huevo de imitación Hampton Creek Foods.

"Probé el pollo alternativo y me impresionó, no supe diferenciarlo del pollo real", comentó el padre de Windows quien reconoció la imposibilidad de "pedirle a todo el mundo que se haga vegetariano".

Una idea que tampoco pasa por la cabeza de Ethan Brown, quien quiere que sus productos de imitación se vendan en el mostrador de carnes para competir mano a mano con los animales de granja convencido de que su pollo de guisantes y soja conseguirá engañar los sentidos del consumidor carnívoro.