Los recortes de sueldos y las subidas de impuestos en Portugal han popularizado la fiambrera en el trabajo y los menús baratos en los restaurantes, como el "Troika" y el "Merkel" a menos de 4 euros.

Con la pérdida de una mensualidad por la severa carga impositiva y a la espera de nuevos recortes, los portugueses buscan ahorrar y comienzan a recuperar la fiambrera para sus centros de trabajo, mientras que los restauradores se las ingenian con nuevos precios ajustados a las actuales "vacas flacas".

Durante el año pasado, el 40 % de los portugueses optó por llevar a la oficina la comida preparada desde casa, un porcentaje que en 2009 era del 27 %, según datos de la consultora Kantar Worldpanel.

El aumento del tiempo que se pasa en casa para evitar gastar, la disminución de los ingresos y el alza de los precios son los factores que explican esta tendencia, indicó Paulo Calveira, director de mercadotecnia de la consultora.

En Portugal, uno de los países europeos con más bares y cafeterías por número de habitantes, este "desplazamiento del consumo alimentario" ha supuesto una reducción del 30 % de los beneficios de la restauración, explicó Calveira.

Para intentar recuperar a los clientes perdidos, los negocios de restauración ofrecen alternativas más económicas y en algunos casos irónicas, como el menú "Merkel", "Troika" o "FMI", que ofrecen una suculenta comida desde 3,95 euros.

Llevar estos menús de bajo coste directamente a las oficinas es otra de las iniciativas con más éxito para aquellos que se resisten a las fiambreras.

"Empezamos en diciembre a repartir 20 pedidos y ahora ya servimos diariamente más de 300", explicó Luis Soares, responsable del establecimiento "Dotes Fantásticos" de Lisboa.

Cada mañana, sus clientes reciben un correo electrónico con una media de siete platos de carne, pescado y vegetarianos, disponibles para ese día a un precio cerrado de 3 euros por plato, además de sopas y postres por menos de uno, y que deben ser encargados antes de las 11.00 de la mañana.

Según Soares, la clave para poder ofrecer comidas completas a precios tan bajos es la elaboración de los menús a diario, "de acuerdo a lo que ofrecen los proveedores", y centrarse en recetas que se puedan elaborar para muchos comensales al mismo tiempo.

"Cuantas más personas coman, el coste del plato es menor", señaló Soares, cuyo negocio, que cede todos los alimentos no vendidos a causas sociales, mantiene servicio en el propio local.

Sin embargo, para muchos consumidores incluso estos precios superan el gasto que les supone llevar la comida de casa al trabajo, motivo que, según la consultora Kantar, explicaría el aumento del gasto medio anual por portugués en el supermercado, que pasó de 1.700 euros en 2010 a 1.835 el año pasado.

"Gastas más del doble si pagas por que te traigan la comida", opina Paula Pereira, una de esos trabajadores que se llevan la fiambrera al trabajo y que reconoce haber reducido sus salidas a restaurantes como actividad de ocio desde el inicio de la crisis.

Además del ahorro, Pereira, que trabaja en un edificio de oficinas en el centro de Lisboa, señala otras ventajas de la fiambrera como saber exactamente lo que se come y permitir elaborar un menú equilibrado para la semana.

La páginas web lusas no son ajenas a la tendencia y en blogs como "A marmita lisboeta" ("La fiambrera lisboeta"), además de recoger recetas variadas y adecuadas para este transporte, los "marmiteros" (usuarios de fiambrera en portugués) comparten experiencias y se recomiendan los mejores y más estilosos recipientes.

"Porque el hábito de llevar el almuerzo al trabajo va a estar definitivamente de moda y no hay una fiambrera igual a otra, cada una con un estilo", reza la presentación de esta bitácora para cuyas autoras "lo ''low cost'' no es incompatible con lo ''gourmet''".