Con mango, fresas o coco, los cocineros reinventan el gazpacho tradicional para animar las mesas de verano, en una apuesta que busca sorprender a los clientes y juega con la combinación entre frutas y verduras, con la imaginación como ingrediente principal.

Aunque ya casi todo está inventado en el mundo de las sopas frías, muchos chefs dan cada año una vuelta de tuerca a sus propuestas veraniegas "para que el comensal no se aburra", según ha explicado el chef de Brookei, Alfonso Sánchez.

El madrileño ha optado este año por sumar a su gazpacho andaluz uno de fresas y coco -que añade tomates, ajo, cebolla y pan- y otro de espárragos con huevo duro.

Aunque afirma que "el plato base es el más rico", sostiene que "hay que dar un poco de movimiento para que la gente se divierta", incluso con un simple toque de novedad en platos tradicionales como el ajoblanco, que él aliña con un granizado de vino.

"A una crema fría se le puede meter lo que quieras, cada uno puede animarse y probar en casa", afirma.

El chef del hotel Ritz de Madrid, Jorge González, asegura que "la reina de las cremas es el gazpacho", porque "aunque las demás también se venden, sigue habiendo mucha gente que se decide por la tradición".

Sin embargo, apuesta por "jugar con la novedad y dar la posibilidad de probar unos platos diferentes".

Las fresas o frutas más exóticas como el mango son algunos de los ingredientes estrella de sus sopas veraniegas, que buscan jugar con la combinación de frutas y verduras para dar rienda suelta a su creatividad y a la del comensal, que se enfrentará al reto de intuir qué ingredientes se esconden detrás del plato.