El gastrónomo danés Claus Meyer, promotor y socio del mejor restaurante del mundo, Noma, se mostró hoy muy ilusionado con su proyecto de crear una escuela de cocina y un complejo de restauración en Bolivia para ayudar a personas desfavorecidas y promover los productos del país.

Meyer, ideólogo de la cocina nórdica y revolucionario de la gastronomía, quiere llevar a Bolivia los mismos principios que han hecho de Noma el mejor restaurante del mundo en 2010 y 2011 según la clasificación de San Pellegrino de los mejores 50 establecimientos del planeta, en la que figura de forma ininterrumpida desde 2006, de la mano del chef René Redzepi.

La apuesta por productos locales simples y sencillos pero de alta calidad; la cocina de temporada con respeto a la naturaleza; las recetas saludables y sostenibles (con más verduras autóctonas y menos carne o pescado) son algunas de las claves del movimiento, que ha protagonizado una auténtica revolución culinaria en los países escandinavos en la última década.

El principal objetivo del proyecto en Bolivia "no es crear un restaurante que figure entre los mejores 50 del mundo, sino convertir a jóvenes marginales en emprendedores culinarios", señaló Meyer en unas declaraciones a un grupo de periodistas europeos con motivo del inicio de la presidencia de turno de la UE a cargo de su país.

El proyecto de Bolivia incluye una escuela de cocina para 45 jóvenes desfavorecidos así como un restaurante formal, otro más informal y una panadería/pastelería.

Actualmente se está precualificando a los alumnos en cooperación con las autoridades municipales de La Paz, y el 1 de abril comenzará su formación en la escuela por tres meses, a las órdenes de un grupo de cocineros bolivianos que han estado en Noma y en otros establecimientos del conglomerado de empresas de Meyer.

Tras ese período, comenzarán a trabajar en los establecimientos, cuya apertura está prevista para julio próximo.

Muy poco antes, en junio, se celebrará en Bolivia un simposio sobre cómo crear una nueva cocina boliviana, con la participación de importantes cocineros, ONGs y autoridades.

Meyer explicó que eligió Bolivia porque es el país más pobre de Sudamérica, con el mayor índice de niños mal nutridos, pero a la vez "es uno de los países del mundo con la mayor diversidad de productos agrícolas y de pueblos".

Por ejemplo, Bolivia tiene más de 350 variedades de patatas, cuatro diferentes zonas climáticas y varias docenas de pueblos indígenas, recordó.

"No puedo predecir el impacto de esta iniciativa en la economía boliviana, pero creo en el poder de la comida, en la economía del gusto", afirmó.

El proyecto está financiado por la organización no gubernamental danesa IBIS y por el propio Meyer, que aportará 150.000 euros anuales de su bolsillo, e incluso "más si las cosas no van bien".

Sin embargo, se trata de un negocio, y el objetivo es lograr beneficios en el cuarto año de funcionamiento, aseguró. Si el proyecto se consolida, lo intentaría aplicar en otros países con un nivel de desarrollo similar al de Bolivia.

La fundación de Claus Meyer está desarrollando otro proyecto similar en una cárcel danesa para facilitar la reinserción de los reclusos tras su puesta en libertad.