Muchos compromisos en la antesala de la Navidad que han tenido un primer tramo fuerte con la Nochebuena y la Navidad. Todavía quedan citas en la que el exceso gastronómico suele acompañar y, también, cobrarse en forma de trastornos las cantidades ingentes de alimentos elaborados con los que solemos celebrar las fiestas.

En esta época, muchos son los productos típicos navideños que irrumpen junto a esas comidas copiosas, ricas sobre todo en grasas y proteínas, y todo ello aderezado a menudo con bebidas alcohólicas. Constituye la tónica habitual para muchos en Navidad, Nochevieja y Reyes.

Respecto al alcohol, este repercute negativamente en nuestra salud a diferentes niveles, y sus efectos no se limitan solo a una desagradable resaca. Pueden aparecer desde una inflamación de páncreas, hasta cefaleas, trastornos hepáticos y gástricos, que pueden además desembocar en otros trastornos crónicos.

La Asociación Americana de Dietética hace algún tiempo elaboró una lista con una serie de consejos para prevenir el aumento de peso en una época festiva caracterizada por las celebraciones en torno a la mesa. Según el nutricionista Alejandro Silvera (colaborador de la marca tinerfeña Fuentealta), estas recomendaciones pueden servir para disfrutar de las celebraciones de un modo más saludable, pero sin renunciar al placer del disfrute de los típicos platos y preparaciones:

- Procurar no llegar al momento de la cita (Fin de Año) con muchísimo apetito. Para ello, hacer una comida normal (almuerzo, merienda, etc.) o tomar algún bocado con la suficiente antelación.

- El tiempo libre de los días de fiesta es una excelente ocasión para hacer actividad física, tal como paseos y excursiones, o para practicar algún deporte.

- Hay que tener en cuenta el alcohol por sus efectos en la salud y por su aporte de calorías extras. Un vaso de licor aporta unas 275 kilocalorías y un vaso de vino, en torno a 150 kilocalorías.

- No debemos saltarnos comidas importantes como el desayuno. Algunos estudios demuestran que las personas que desayunan habitualmente todos los días tienden a ingerir menos calorías durante la jornada.

- Sería interesante no pensar en la fiesta o celebración como en un momento para darnos simplemente un atracón, sino en otros aspectos como ampliar el círculo de amistades, estrechar las relaciones sociales con el resto de participantes o familiares. Por esta misma razón, conviene no pasar mucho tiempo en torno a la mesa, ni antes ni después de la comida, ya que en ella siempre habrá una mayor probabilidad de picar aperitivos, dulces, etc.

- Con independencia de los platos contenidos en cualquier menú festivo, el resto de la alimentación diaria ha de estar centrada en beneficiar nuestra salud. Sería bueno optar por la Dieta Mediterránea, cuyos pilares básicos consisten, entre otros, en el consumo preferente de alimentos saludables como frutas, verduras, hortalizas, cereales, legumbres y pescado, y en disminuir el de otros no tan saludables que contienen gran cantidad de grasas (carne roja, embutidos, lácteos grasos...) y/o azúcares (bollería, dulces, chucherías, chocolate).

- Por último decir, que podemos comer de todo controlando las cantidades y cocinando de forma saludable. No hay excusa para ello si se tiene poco tiempo para cocinar, porque precisamente es la cocina saludable la que menos cuesta hacer.