"La creatividad es difícil de exportar", opina el cocinero Joan Roca -tres estrellas Michelín y número 2 del mundo según la revista Restaurant-, quien cree que por ello la mejor salida de la gastronomía española hacia el mundo está en las tapas, una vía que ya han seguido muchos cocineros y que él estudia.

"Lo que ha dado prestigio a la cocina española ha sido la creatividad y eso es difícil de exportar, abrir restaurantes creativos es lo más difícil. Por eso estamos ahora en esa lectura de poder traspasar esa creatividad a un mundo más comprensible, más accesible, para vehicular esa expansión de la cocina española a través del formato de las tapas", añade Roca.

Porque para este cocinero, que regenta junto a sus hermanos Josep (sumiller) y Jordi (repostero) El Celler de Can Roca, en Girona, una de las mecas de la alta gastronomía, la revolución de la cocina española "sigue vigente y tiene recorrido", y a pesar del cierre de El Bulli en julio pasado, "el resto, quedamos todos y vamos a seguir ahí", asegura en una entrevista con Efe.

"Responsabilidad sí, pero compartida, porque la revolución la hemos hecho entre todos, como el propio Ferran (Adrià) dice", reflexiona Roca, quien hoy cocina en Madrid dentro del evento gastronómico Millesime 2011.

El chef cree que estamos en el mejor momento de la historia de la gastronomía de este país, algo que percibe cada vez que viaja al extranjero por "el respeto que se nos tiene fuera, tanto profesional como por la calidad de nuestros productos".

"Y creo que esta es nuestra gran labor, nosotros somos embajadores de los productos españoles y tenemos que colaborar y ayudar, sacar partido de esa buena imagen que tenemos en el exterior para proyectar de la mejor manera posible nuestra gastronomía, atraer turismo y ayudar dando optimismo porque nuestro sector todavía funciona", sostiene.

Mientras, en su cocina gerundense, "el reto es el día a día, el inconformismo, pensar cómo podemos darle la vuelta a lo que hacemos y buscar nuevas lecturas de platos".

Su última propuesta en Can Roca encierra el mensaje de que para ser local "antes hay que ser global", es decir, que la filosofía "kilómetro cero" de cocinar con productos cercanos y de estación es magnífica, pero lo es más si antes se viaja un poco por el mundo.

"Nuestro menú empieza dando una vuelta por el mundo y luego regresando a casa, es un aperitivo en diferentes bocados que representan diversos viajes que hemos hecho", indica.

Una propuesta con la que casi con seguridad revalidará el próximo 24 de noviembre las tres estrellas de la Guía Michelin con las que cuenta Can Roca, aunque el cocinero precisa que con la guía francesa "cada vez es más difícil saber lo que va a pasar".

"Michelin cada vez es más hermética, antes había filtraciones pero ahora no las hay, se han profesionalizado en el silencio y vamos a ver qué es lo que pasa", apunta Roca, quien junto a otros "estrellados" por la guía roja será uno de los responsables de la cena que se servirá en Barcelona en la presentación de la guía 2012 para España y Portugal.

A cocinar en esa cena no ha sido invitado, sin embargo, el equipo del restaurante del fallecido cocinero Santi Santamaría, Can Fabes, a pesar de que cuenta con tres estrellas Michelin, algo que ha sorprendido y entristecido al resto de los grandes cocineros catalanes.

"Nos ha chocado, nos hubiera gustado y creemos que deberían estar, es una casa sólida, un gran restaurante y creemos injusto que no estén, porque están manteniendo el mismo alto nivel de calidad" que cuando vivía Santi Santamaría, ha agregado Roca.