Sopas frías "de siempre" como el gazpacho, el ajoblanco o el salmorejo (foto) se subliman con la reinterpretación de la receta original por parte de varios chefs punteros que suman nuevos ingredientes o técnicas.

En el restaurante Atrio" (Cáceres), su chef Toño Pérez (foto), propone un "gazpacho de poleo", una receta tradicional de Extremadura elaborada a base de huevo cocido, poleo, ajo, aceite de oliva, vinagre de jerez, miga de pan, y cuadraditos de pan.

Él incluye, al menos, dos sopas frías en su carta de verano, unas propuestas que recomienda acompañar con algo "ligero", como una pieza de ibérico con verduras.

Desde Marbella (Málaga), Dani García (Calima) propone un "ajoblanco helado de piñones", que juega con el concepto de "mar y montaña". Dulce y salado, incorporando una compota de queso y miel.

Firo Vázquez ofrece en El Olivar (Moratalla, Murcia) uno de sus platos "favoritos", el gazpacho, que en su versión combina el tomate con frambuesa, que aporta dulzor y un cierto toque de acidez.

Parte de un agua "vegetal" elaborada a partir de esta hortaliza y remata su receta con sorbete de melón y aceitunas troceadas, con lo que el resultado final gana en aspereza y amargor.

El salmorejo es la propuesta fría elegida por Kisko García (Choco, Córdoba), que combina cuatro tipos de tomate y sustituye los matices salinos del huevo y el jamón por anchoas del Cantábrico, que se presentan sobre una coca y acompañada de "tomatitos".

Está todo el año en carta y, aunque la de tomate y frambuesa es la favorita de su público, también los hay que optan por la remolacha, queso fresco y aguacate.

Sorprender al público es lo que consigue Juan José López con su gazpacho de tomate amarillo que prepara en La Tasquita de Enfrente (Madrid), una propuesta en la que opta por esta variedad por el dulzor y la intensidad que aporta al plato.

Para su elaboración, López sólo añade pan candeal, ajo y "las cuatro alegrías de la cocina", es decir, sal, pimienta, aceite y vinagre de Jerez, ingredientes con los que logra reinterpretar uno de los grandes clásicos de la gastronomía estival, pero con el máximo respeto al producto y la técnica.

En definitiva, ricas variaciones de platos de siempre.