El viejo almacén de vinos de la Alhóndiga de Bilbao, reconvertido en un centro cívico de diseño, ha vuelto hoy a sus orígenes con la feria Enolia, en la que unos setenta expositores han presentado sus últimos caldos.

Tras diez ediciones en el Museo Guggenheim, la feria Enolia ha decidido celebrar este año su jornada en la Alhóndiga, un escenario por el que se espera que pasen hoy unos 2.500 profesionales del vino, según ha dicho a EFE su organizador, Juan Antonio Bilbao.

Los asistentes pueden catar desde el mediodía de hoy caldos de más de setenta bodegas, que pertenecen a unas treinta denominaciones de origen españolas; hay además unas quince bodegas internacionales representadas a través de un importador.

Se trata de una ocasión de conocer vinos diversos, ya que solo el diez por ciento de las bodegas pertenece a la cercana Rioja, y el resto son de otras zonas.

Al estar dirigida únicamente a profesionales del sector, el objetivo del certamen es establecer contactos para vender los vinos, algo que necesitan las bodegas porque "con la crisis lo están pasando mal", ha opinado el organizador.

Según Bilbao, el problema radica en que el consumo de vino en España ha bajado a 10 litros por persona y año, cuando en Francia e Italia están por encima de los 50 litros anuales.

Ello conlleva que en España sólo se beba entre el 20 y el 25 por ciento de su producción, y "un país que no se bebe lo que produce está abocado al fracaso", ha considerado Bilbao.

El resto de la producción hay que intentar exportarla, pero actualmente las ventas al exterior están muy complicadas porque, ha insistido, "todo el mundo hace buenos vinos a buenos precios", desde Chile a Australia pasando por Sudáfrica.