Tenerife, a través del Plan de Gastronomía, tendrá nuevamente este año una presencia destacada en Madrid Fusión 2011, el encuentro internacional de gastronomía que se celebrará desde hoy, martes, y hasta el próximo jueves en Madrid.

En esta ocasión, la representación isleña vuelve a contar con opciones de obtener premios en este certamen, tanto con el cocinero afincado en Tenerife Íñigo Almenara, finalista del concurso Bocadillo de Autor, como con el restaurante Amaranto, del chef Armando Saldanha, que opta al premio de Restaurante Revelación.

"Este tipo de encuentros sirven, además, para dar a conocer la calidad de nuestros productos y la riqueza de nuestra gastronomía, sin duda, uno de los grandes atractivos turísticos de la Isla", subrayó el vicepresidente primero del Cabildo y consejero de Turismo, José Manuel Bermúdez.

Íñigo Almenara, bilbaíno residente desde hace 18 años en Tenerife, es jefe de cocina del Monkey Bar & Grill y del Monkey Beach Club, en el sur de la Isla, y opta al premio Bocadillo de Autor con el bocadillo Ternera, hierbas y brasas de lava. Por su parte, Armando Saldanha, chef que ya obtuvo los premios al Bocadillo de Autor en este mismo certamen en 2009, y que en la edición de 2010 también se alzó con el máximo galardón, en esta oportunidad en el apartado de Tapas de Diseño, concurre ahora al premio Restaurante Revelación, representando al Amaranto, junto a otros diez establecimientos de toda España.

Tenerife tendrá un stand propio en este encuentro en el que se realizarán degustaciones de productos de destacada referencia gastronómica de la Isla, tales como las papas, los mojos, quesos o la pastelería, además de exquisiteces como merengues de tomate o turrón de morcilla.

Platos voladores

Este año acuden también a la cita de Madrid Fusión los llamados "platos voladores", diseñados por el chef Diego Schattenhofer, del hotel Villa Cortés de Playa de las Américas, y los científicos Hervé Bouy y Bertrand Lefort, del Instituto de Astrofísica de Canarias.

Se trata de una vajilla que se levanta alrededor de unos diez centímetros sobre la mesa sin medio físico alguno que la sostenga, una levitación casi mágica que ya mereció el Premio al Diseño y la Innovación Tecnológica 2010.