Es casi ya tradición. Lo mío es apurar al límite mi siempre dudosa presencia en la cumbre gastronómica de cada mes de enero.

Por si lo veo imposible, cosas del tiempo, compromisos y eso, ahí está el chef Víctor Rocha, que casi mediante la "telepatía" no admite ningún pero. "¡Vámonos!", como así hicimos en la pasada edición de 2009, en una aventura que entonces dio no pocas anécdotas dignas de contar.

Total que el pasado año liamos la manta a la cabeza y a las 7:30 am estábamos volando rumbo a Madrid. Todo salió a pedir de boca, desde el principio en la cafetería contigua al palacio de Ifema. Bocadillazo -diferencias al que venció en Madrid Fusión, del representante tinerfeño Armando Saldanha- y café con leche para hacer frente a los cuatro grados gélidos de la capital.

Recorrido de vértigo, concentrado, pero con alto rendimiento. El paso vedado si no había acreditación, algo que al final pudo solventarse por "arte de magia".

Dio tiempo para llegar a la mesa redonda sobre gastronomía molecular en el auditorio. Allí estaban los Adriá, Blumenthal, Aduriz, McGee...

A partir de ahí, un incesante "tíovivo". Subidas, bajadas, entre los expositores, saludos e intercambio de números de móviles, tarjetas... Un pisco sour (la bebida peruana) rápido en el encuentro con los periodistas Manuel Iglesias y José Carlos Marrero y hacia el "stand" del Cabildo de Tenerife. Allí estaban no pocos de nuestros cocineros, que posaron para la correspondiente foto de familia.

Salvando las diferencias, claro, la zona de expositores viene a ser como los quioscos de carnaval, en plan gastronómico; uno que va de aquí para allá. Imanol Arias y Echanove, copa en mano, charlando animadamente, y el televisivo Darío Barrio apresurando paso para incorporarse al jurado del certamen de Bocadillo de Autor, que a la postre se lo llevó Saldanha (restaurante Amaranto).

Saludos de urgencia a José Carlos Capel (presidente de Madrid Fusión y crítico gastronómico de El País) y a Carlos Maribona (crítico del ABC y autor del blog Salsa de Chiles).

Tras pasar a las "panzas" de las cocinas, para desear suerte a Armando (que estaba pletórico y esperanzado con ganar), un pequeño receso con los picoteos cortesía de la Xunta de Galicia, con una "copa furtiva" de albariño. Más saludos, esta vez a los gallegos Pepe Solla y Pepe Torres (gallegos también, cada uno con una estrella Michelín) y copita de champán de Taittinger con Cristina Codorniú en el "stand" de Chivite.

A aprovechar el tiempo nuevamente tras el café de urgencia. Al auditorio, donde tocaba charla de Sebastián Brass (hijo de Michel).

Rocha saludó a Juli Soler (elBulli) y poquito antes de cerrar el telón, encuentro y diálogo muy fructíferos con Andoni Luis Aduriz, el chef del Mugaritz, con esa agenda de trabajo inverosímil. Buenas sensaciones y unos cuantos kilómetros de vuelta hasta Los Rodeos. ¡Vaya día aprovechado! A ver si se repite.