Detrás del maquillaje de rostros míticos de la historia del cine como la niña de "El exorcista" o las caras de los chimpancés de "El planeta de los simios", hay horas de trabajo entre bambalinas para convertir, por ejemplo, a las actrices más guapas en brujas feas, horripilantes. Este es el trabajo del maquillador Arturo Balseiro: transformar a las intérpretes más bellas en crueles villanas, envejecer a los actores más deseados o simular heridas en un maniquí.

Cuando este artesano tenía ocho años, películas como "La historia interminable" o "La guerra de las galaxias" le convencieron de que lo suyo era transfigurar a personas hasta que asimilaran el aspecto de un zombi o conseguir que "un ser humano se convierta en un determinado personaje", sostiene Balseiro.

Desde su lugar de trabajo, conocido como Dharma Estudio, ha creado el maquillaje y los efectos especiales de películas como "Little Britain", "La mujer más fea del mundo", "Lobos de Arga" o "El laberinto del fauno", si bien su trabajo "más duro y largo" lo llevó a cabo en la cinta titulada "Eva", que le valió un Goya a los mejores efectos especiales en la penúltima edición de los premios otorgados por la Academia de Cine española.

"El gato que aparece en la película", ejemplifica, "se encuadra muchas veces en planos que son un retrato robot".

Aunque está acostumbrado a recrear heridas y caras inertes, no recurre a cadáveres reales para inspirarse, porque, además de que sería "desagradable", su principal fuente de información es la naturaleza. La corteza de un árbol o el tacto de una superficie rugosa le pueden servir para diseñar las prótesis que encajará en las caras más conocidas del cine hasta convertirlas en auténticas máscaras de terror.

A pesar de sus grandes logros, a este madrileño de 38 años, aún le queda un sueño por cumplir: caracterizar a la actriz Meryl Streep, de la que asegura que "cualquier estilismo le iría bien". Tiempo al tiempo.