El eterno debate electoral en Canarias sobre el tope del 30% insular y del 6% regional, lejos de relativizarse tras el 24M, se ha reactivado como nunca al verse afectadas de forma evidente más fuerzas que en comicios anteriores. A las denuncias de siempre de IUC y, desde hace varias legislaturas, de Nueva Canarias, se sumaron desde este domingo por la noche las voces de Ciudadanos y, en menor medida, también de Podemos, que no encuentran proporción entre el número de votos logrado y sus diputados. Es más, en el caso de Ciudadanos, su no representación parlamentaria pese a tener 53.981 votos en todas las Islas y un 5,93%, apenas a 0,07 de alcanzar el célebre 6%.

Vuelve a evidenciarse que Canarias, en lo relativo al sistema electoral, es claramente diferente al resto del Estado y de infinidad de democracias. De hecho, sorprende que no haya tenido aún casi repercusión nacional la paradoja de que el partido que sale en los mapas electorales como ganador en diputados (CC con 18), en realidad, es la tercera fuerza en sufragios, con 165.446 votos y un 18,19%. Por el contrario, el que se presenta y que se autorreconoce como el gran perdedor, el PP, supera al "ganador" en papeletas y en porcentaje, con 169.065 y un 18,59%, lo que se traduce curiosamente en solo 12 diputados frente a 18.

El PSOE, por su parte, mantiene sus 15 diputados, pero hay que tener en cuenta que pierde sus dos de La Gomera en favor de Casimiro Curbelo, que arrebata otro a CC y logra 3. Ese resultado en la Isla Colombina es el utilizado por Ciudadanos y Podemos para cuestionar el sistema, ya que la Agrupación Socialista Gomera (ASG) obtiene tres representantes con solo un 0,56% de porcentaje regional y 5.089 sufragios. Patricia Hernández tiene motivos para estar satisfecha, puesto que, a pesar de perder votos respecto a 2011, vence las elecciones con 180.669 sufragios y un 19,86%, aunque también podría argumentar que tiene menos diputados que CC.

Podemos obtuvo 7 escaños y, a diferencia de Ciudadanos, el sistema no le castigó tanto ya que consiguió rentabilizar su fuerte irrupción en Gran Canaria, sobre todo en la capital, con 3 diputados; su extensión en Tenerife con diversas coaliciones municipales y una candidatura al Cabildo que arrastraron muchos votos hasta obtener 2 escaños y su asentamiento en Fuerteventura y Lanzarote, donde logra un representante en cada Isla.

Nueva Canarias subió de 3 a 5 diputados y de un 9 a un 10,24% de los votos, pero también tiene motivos para la queja, puesto que sus 93.152 sufragios no se ven reflejados de forma proporcional en las 5 actas parlamentarias logradas.

Sin embargo, y Ciudadanos aparte, los que más razones tienen para cuestionar el sistema si se hace una lectura regional y no insular son fuerzas como Unidos o IUC. Los primeros lograron un total de 32.701 papeletas, lo que supone un 3,6%, mientras que Izquierda Unida Canaria, que se presentó junto a Los Verdes, Unidad del Pueblo y Alter, recibió 20.029 apoyos y un 2,2%, mucho más que ASG, pero sin premio en el Parlamento. Eso sí, le fue mucho peor en 1995, cuando vivió algo muy parecido a lo de Ciudadanos de ahora, al rondar los 50.000 votos en todas las Islas, pero no obtener ningún representante.

Incluso hay tres fuerzas más que superaron en votos y porcentaje a ASG y que, sin embargo, están muy lejos de acercarse al Parlamento. Es el caso de Pacma, con 11,266 votos y un 1,24%; UPyD, con 8.187 y un 0,9, y Asamblea Nacionalista Canaria (ANC), con 5.566 y un 0.61%.

Está claro que cualquier sistema electoral marca unos topes para hacer efectiva una democracia representativa. Otra cosa es si lo que ocurre en Canarias se puede entender como realmente representativo. Los habitantes de las islas menos pobladas defienden su mayor número de diputados, que suponen el 50% de los 60 escaños pese a ser elegidos por solo el 20% de la población, para que el Archipiélago no se desequilibre más en favor de las dos grandes islas y para que las suyas ni se despueblen ni pierdan influencia para lograr equipamientos, inversión y, en definitiva, atención. No obstante, enseguida asaltan las dudas desde el principio de un hombre un voto para cuestionarse por qué cuesta tanto un escaño en Tenerife y Gran Canaria en comparación con otras islas.

Por supuesto que los diputados nacionales o los concejales cuestan más en Madrid o Barcelona capital que en provincias o ciudades de la periferia de ambas grandes urbes, pero en Canarias la desproporción es aún mayor y eso hace al Archipiélago un lugar casi único como laboratorio electoral.

Todos las formaciones, incluido el tripartito más votado en las Islas, anunciaron en la última campaña que cambiarán el sistema y, al menos, bajarán los topes del 30 al 15 y del 6 al 3.

El resto de fuerzas, con alguna excepción insular, como ahora ASG o la propia AHI dentro de CC, se lo agradecerán enormemente. Solo falta que se cumpla lo prometido y que no vuelvan a pasar cuatro años amagando y no dando un poco más de sentido a dicha máxima: un hombre, un voto, y, se supone, un representante en justa proporción.